Por Jesús Rivera
-Día histórico para la comunidad católica de Reynosa
Reynosa, Tamaulipas. Hoy, a las 12:23 horas, la ex parroquia de Guadalupe de Reynosa fue elevada a rango de Concatedral.
El Nuncio Apostólico en México, Joseph Spitieri, ofició la eucaristía donde, de manera simbólica, consagró la cátedra, es decir, la silla desde donde presidirá los servicios litúrgicos el Obispo de la Diócesis de Matamoros.
Al inicio de la ceremonia fueron presentadas los distintos dignatarios eclesiales: El Nuncio Apostólico y representante del Papa en México, el Nuncio Apostólico en los Estados Unidos, Christophe Pierre, el Obispo de la Diócesis de Matamoros–Reynosa, Eugenio Andrés Lira Rugarcía y otros representantes de la iglesia católica del país.
Como invitados especiales civiles estuvieron el Presidente Municipal de Reynosa, Carlos Víctor Peña Ortiz, la Senadora de la República, Maki Esther Ortiz Domínguez, el Presidente del DIF Reynosa, Carlos Peña Garza y la Presidenta Municipal de Camargo, Ernestina Perales, entre otros.
El acto litúrgico congregó además a cientos de personas en el interior del templo, y en la explanada de la plaza Hidalgo, a pesar de una pertinaz llovizna y la temperatura fresca.
LARGO CAMINO
El Nuncio Apostólico en México, Joseph Spitieri, dijo a medios de comunicación, antes de oficiar la eucaristía, que fue un largo camino para que este templo lograra la consagración como Concatedral.
De hecho, después de la solicitud enviada por el obispo Lira Rugarcía al Episcopado Mexicano, se hicieron consultas entre los obispos de la región y en la misma Conferencia del Episcopado, antes de que llegara al Papa.
Finalmente, El Vaticano emitió el decreto mediante el cual se eleva a Concatedral de la Diócesis de Matamoros-Reynosa al templo que hasta ahora fue la sede de la parroquia de Guadalupe, en esta fronteriza Ciudad de Reynosa.
En otros temas, el dignatario católico se refirió al fenómeno migratorio como uno de los problemas que más preocupan a la Santa Sede.
“Sabemos que buscar un futuro mejor para uno y su familia es un derecho natural-sostuvo-; un derecho también garantizado por las cartas internacionales de las Naciones Unidas, pero hay reglas también que hay que respetar. Es una cuestión también para nosotros de solidaridad humana, cristiana y espiritual”.
En relación con la violencia en nuestro país y las guerras que se desarrollan en varias regiones del mundo, expresó que “el Papa no termina nunca de hablar de eso, de denunciar la violencia, de pedir que se paren las guerras, los conflictos, las situaciones de violencia en muchos países