Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. Día de los Fieles Difuntos. Miles de personas que residen en Reynosa o en el Valle de Texas acuden puntualmente a la cita: Llegan con su ramo de crisantemos, cempazúchitl o diente de león, su bote de pintura y todas las ganas de estar un rato en familia con sus muertitos.
Es la costumbre y es parte de la tradición milenaria que rodea la celebración del Día de Muertos.
UNA VEZ AL AÑO NO HACE DAÑO
Aunque sea una vez al año, los deudos arreglan las tumbas de sus familiares para que luzcan bonitas y llenas de color.
CANIS FIDELIS
Estos dos lomitos aprovechan el fresco de las tumbas para darse un momento de solaz, mientras sus dueños realizan el ritual.
QUE NO FALTE EL FARA-FARA
Aún en las celebraciones más solemnes, el mexicano no deja a un lado su espíritu festivo. Un trovador canta la canción preferida en vida de esta persona, en presencia de su familia.
TUMBAS DESCUIDADAS
Los familiares de esta persona parecen haberse olvidado de visitarla desde hace mucho tiempo, a pesar del emotivo epitafio que se encuentra en su interior.
LOS RICOS TAMBIÉN LLORAN… A SUS MUERTOS
En cementerios como el panteón Español, destinado para familias de nivel socioeconómico medio alto y alto, también se celebra el Día de Muertos. En contraste, a pocos metros de distancia, una pequeña tumba se conforma con unos cuantos ladrillos y una poca de agua regada sobre la tierra.
EL RECUERDO, LO MÁS IMPORTANTE
Recordar a nuestros seres queridos, los momentos que vivimos juntos y las emociones que dejaron plasmadas en nosotros, es lo más importante en esta celebración.