Por Juan Arvizu
EL DIOS DE SPINOZA
Una pregunta obligada en esta Semana Santa es si también los que rechazamos a la iglesia en todas sus manifestaciones, tenemos derecho a disfrutar o participar en los “rituales” propios de la temporada, o lo que es lo mismo y aplica para muchos creyentes, podemos darnos a las vacaciones, el alcohol y el desenfreno, en nombre de Dios o tenemos que hacerlo por nuestra cuenta?.
Los agnósticos, ateos, antiteísta, no teísta, panteístas y demás protervos sujetos estamos un poco confundidos. Hemos recibido muchas respuestas, desde el abierto rechazo hasta la invitación a convertirnos. Quienes no negamos la existencia de una fuerza superior, pero rechazamos a sus representantes en la tierra, estamos totalmente en la inopia hablando en plano coloquial.
Ante la falta de una luz válida que nos guie, nos sumamos en esta Semana Santa al Dios de Baruch de Spinoza, sin más condiciones ni pretextos.
El Dios de Spinoza en palabras de Anand Dilvar: “Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti. ¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa. Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.
Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito… ¡No me encontrarás en ningún libro!
Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te crítico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.
Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.
Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?
Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?… ¡Expresa tu amor! Esa es la forma de alabarme.
Deja de complicarte las cosas y de repetir como un loro lo que te han enseñado acerca de mí.
Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?
No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro… ahí estoy, latiendo en ti”.
PD: Si alguien se siente ofendido por mis palabras, solo le recuerdo que su libro sagrado dice, Cuántas veces perdonaras a tu hermano?…..Y la respuesta es setenta veces siete. Por consiguiente, me doy por perdonado. Sonríe y te veras mas chula (o).