Pichucalco, Chiapas. El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en su visita al Estado de Chiapas, hizo una pequeña escala para tomarse la foto de espaldas al río Teapa, conocido como “el río de piedra” por la gran cantidad de pedruzcos que hay en su lecho.
Aprovechó para postear un mensaje donde desaprueba la opinión del historiador Enrique Krauce en un artículo de un diario nacional, exculpando de sus atrocidades al ex presidente Porfirio Díaz.
A continuación, el mensaje de López Obrador:
No tengo ganas de polemizar con Enrique Krauze, pero no puedo quedarme callado ante su artículo de hoy en el periódico Reforma en el que exalta a Porfirio Díaz, sobre todo, con el párrafo en el que sostiene:
“Por lo que hace a su saldo de sangre, Porfirio Díaz no fue, ni remotamente, el mayor asesino de nuestra historia. Los crímenes que refieren J. K. Turner y otros críticos (Valle Nacional, “Mátalos en caliente”, Río Bravo, Tomóchic) son ciertos y deplorables, pero la medalla de oro en esa práctica no la tiene Porfirio Díaz sino el otro Díaz de nuestra historia reciente (Ordaz), varios caudillos de la Revolución y los presidentes sonorenses. Frente a la matanza de chinos en Torreón, las barbaridades de Villa, los fusilamientos de todas las facciones, la Cristiada, Topilejo y Tlatelolco, Porfirio Díaz fue, casi, una alma de la caridad.”
Es lamentable que un historiador como Krauze olvide, ni lo menciona, el exterminio de yaquis y mayas durante el porfiriato, con el infame y descarado propósito de arrebatarles sus tierras y sus aguas.
El gobernador de Sonora de aquel entonces, Luis E. Torres, reconoció que habían muerto en la guerra contra los yaquis quince mil indígenas, sin considerar a las miles de familias deportadas para trabajar como esclavos en las haciendas azucareras, tabacaleras y henequeneras del sureste.
Krauze es inteligente pero se obnubila porque tiene demasiada vocación conservadora.