EDITORIAL
Reynosa, Tamaulipas. A un tris de la ingobernabilidad, Tamaulipas continúa siendo rehén de un solo hombre.
El ex gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, quien ambiciona llegar a la Presidencia de la República, torció todas las leyes habidas y por haber durante los últimos meses de su mandato, para garantizar una cuota de poder aún después de dejar el cargo.
Gracias al poder económico y político que tuvo, se pasó por alto la voluntad ciudadana que dio a MORENA la mayoría de diputados locales y como consecuencia, la Presidencia de la Junta de Coordinación Política.
¿Cómo lo hizo? ¡Comprando conciencias!
Primero fueron dos diputadas, una de MORENA y otra del PT que cambiaron de camiseta una vez tomar posesión de su curul.
Como la ley es ambigua en ese sentido, el partido de Cabeza de Vaca, el PAN, se hizo con la JUCOPO durante algunos meses.
Tras algunas maniobras y amarres políticos, el Grupo Parlamentario de MORENA recobró la Junta de Coordinación…, hasta el día de ayer.
El Tribunal Electoral de Tamaulipas ordenó a MORENA devolver al PAN el control del Congreso porque determinó que hubo irregularidades en el proceso.
A la fecha, Cabeza de Vaca, sin ser gobernador, posee más poder que el propio Gobernador.
Tiene bajo su control al Poder Judicial y ahora, también al Legislativo.
Tamaulipas en el absurdo político.