Calle Melancolía
CUCA, LA VECINA DEL RANCHO
Por Luciano Campos Garza
Cuca llegó a vivir a casa de su tía doña Aurora, nuestra vecina, del otro lado de la calle. Tenía 13 años, tres más que yo, y nos hicimos amigos inmediatamente. Era una chica de rancho, pero llamaba la atención por su físico. Era alta y robusta.
Coincidimos en una breve temporada de vacaciones.
Me gustaba su compañía. Era de risa fácil. Todo le causaba gracia. Reía por cualquier comentario, con dos hoyuelos en las mejillas. Lucía unos dientes grandes y desarreglados, Mostraba un permanente estupor por todo, como si viajara poco a la ciudad. Le gustaba sentarse en la banqueta junto a mí, a ver los coches de colores brillantes.
Se admiraba de los autobuses que, en aquellos años, pasaban raudos por nuestra calle.
Huérfana de ...