Por Jerry Zu
Reynosa, Tamaulipas. Teo González, el comediante de la cola de caballo, rechaza la nueva forma de divertir, con palabras obscenas o burlándose de la gente.
Prefiere que se le catalogue dentro de los cómicos de la vieja guardia, como aquellos a los que tanto admira: Chaplin, Tin Tán, Cantinflas y muchos más de la época de oro del cine mexicano.
Porque, además, asegura que después de 40 años aún tiene mucho que dar, más cuando llegue el momento buscará el retiro para que se le recuerde como un gran artista.
Mencionó el caso de Julio César Chávez, quien, después de la pelea contra el “Macho” Camacho, era el momento justo de retirarse del boxeo para que se le recordara como un dios de los encuerdados.
No lo hizo así y las drogas, la bebida y los excesos lo llevaron a perder algunas peleas de manera lastimosa.
Y por ejemplo, las últimas películas de Cantinflas ya no tenían la misma calidad ni la misma frescura de antes.
En una plática reciente con su homólogo, Jo-Jo-Jorge Falcón, le preguntó por qué se retiraba del espectáculo y éste último le contestó: “Es que ya estoy cansado”.
Teo González se presentará hoy en una sola función, en el Círculo de la UMAN, a partir de las 8:00 de la noche.
Después de cinco años de no estar en Reynosa, asegura que los habitantes de esta ciudad ya ansiaban una catarsis, una terapia emocional, después de más de dos años de encierro.
“Lo único bueno que dejó la pandemia es que pude conocer a mis hijos…,-dijo, improvisando una broma. ¡Si hasta me cayeron bien!” (Risas).
En conferencia de prensa, reveló que los comediantes de hoy utilizan palabras obscenas y hasta se burlan del público.
Por su parte, y también de parte de los comediantes de la vieja escuela, los chistes que cuenta en sus shows son aptos para todo el público.
El doble sentido y la picardía son algo que no puede faltar, pero en ocasiones admite que dice alguna que otra grosería, pero porque el público lo pide o así va el chiste.
Comediantes como Teo González, Jo-Jo-Jorge Falcón y el fallecido Polo-Polo tienen un recurso que no falla: Se burlan de ellos mismos.
Y cuando se refieren a un gay, no se dirigen a una persona en particular, sino a una situación en general.
Para reforzar esa afirmación, comentó que en cierta ocasión fue contratado para dar un show en un antro gay, con puras personas de esa orientación sexual. Durante la primera hora evitó hacer chistes sobre “raritos”, hasta que elguien le preguntó: “Teo, ¿por qué no cuentas uno sobre nosotras?”
-No lo había hecho para no herir susceptibilidades,-dijo.
Pero la siguiente media hora transcurrió con puros chistoretes de homosexuales, y al final, el público le aplaudió parado. (Sin albur).
Hacer broma de uno mismo es la fórmula que durante muchos años han utilizado los buenos comediantes. Por decir, Teo González se llama Teófilo, y muchas veces bromea sobre su nombre.
Pero también hay que tener un abanico muy amplio de chascarrillos para salir a flote en cualquier ocasión.
Por ejemplo, se le preguntó: “¿Podrías contar un chiste sobre gallos?” Y casi sin pensarlo empezó con la siguiente narrativa: “Llega un tipo al palenque y le pregunta a otro: ¿Cuál es el bueno, el pinto o el colorado? El aludido le contesta: “¡Ahhhh! Sin lugar a dudas, el bueno es el pinto”. Guiado por ese consejo, apuesta todo su capital al pinto, pero al entrar al ruedo, el colorado le propina dos o tres navajazos y deja a su gallo tendido en el piso, así que va a reclamarle al sujeto: “¡Óigame! Le pregunté que cuál era el bueno y me dijo que el pinto, así que le aspoté todo. Y pedrí por su culpa”. ¡Bueno-contesta el otro sin inmutarse-; yo le dije que el bueno era el pinto, ¡el otro es un hijo de la tiznada!”
Teo González, a diferencia de Sansón, no pierde su fuerza como comediante si se corta la cola de caballo.
En cierta ocasión lo hizo para recaudar fondos que servirían para los niños con cáncer.
Luego de la conferencia de prensa, accedió a tomarse fotografías y hacer clips con los reporteros: “¡Niiic, niiiiic! Yo soy Teo González, el comediante de la cola de caballo y los espero esta noche en mi show. ¡Se van a divertir! Es como una terapia, pero cobro menos que un siquiatra”.