Por Jerry Zu
Reynosa, Tamaulipas. Los refugios de migrantes “Senda de Vida” I y II, y en general, todos los albergues establecidos en Reynosa y la zona fronteriza de Tamaulipas con Estados Unidos, forman un mosaico multirracial que se ha acentuado en los últimos dos años.
A raíz de los cambios en la política migratoria del vecino país del norte, cada vez son más los ciudadanos centroamericanos que emigran en caravana, huyendo de las condiciones de violencia y corrupción que impera en sus países de origen: El Salvador, Guatemala y Honduras.
Del 2019 al 2020, el éxodo de cubanos inundó prácticamente las áreas céntricas. Al obtener estos el asilo político, siguieron los venezolanos, después los haitianos, africanos, rusos, ucranianos, uzbekistanos y uzbekistanos,-según comentó el Director de Senda de Vida I, Héctor Silva De Luna.
Estos últimos vienen huyendo del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
A pesar de su condición de migrantes, hay diferencias entre los diferentes grupos raciales: Los haitianos y centroamericanos viven en los albergues o fuera de ellos, en tiendas de campaña hechizas que no garantizan protección ante las inclemencias del clima, mientras que rusos y uzbekistanos se ubican en céntricos hoteles, en tanto el Gobierno de Estados Unidos resuelve su petición de asilo.
Unos tardan meses, e incluso años en ser atendidos; otros en apenas semanas obtienen su documentación.