Por Jesús Rivera
Unos 300 migrantes centroamericanos, de los más vulnerables, de los que resultaron con COVID-19 en la prueba rápida que se les hizo los días 28 y 29 de junio, fueron segregados a un predio donde se construye lo que será el albergue definitivo, en la colonia Aquiles Serdán.
Rodeados por una barda de más de cuatro metros de altura, los migrantes viven en casas de campaña levantadas sobre terracería, en tanto se construye el edificio de concreto que tendrá forma de domo.
El resto de los 1,500 centroamericanos que esperan el llamado de las autoridades norteamericanas para solicitar el asilo político, permanecen en la Plaza de la República, bajo endebles casuchas elaboradas con tablas, cartones y cobijas, soportando las lluvias torrenciales.
La buena noticia, dijo Ricardo Calderón, Delegado Regional del Instituto Tamaulipeco del Migrante (ITM), es que los 300 que fueron seleccionados entrarán a un nuevo programa del Gobierno de los Estados Unidos denominado MP1 (Migration Plain One), que promueve el Presidente Joe Biden.
Dicho programa tiene como objeto dar opción de ciudadanía a más de 10 millones de indocumentados.
El proyecto legislativo es considerado como un plan migratorio históricamente progresista.
Y SIGUEN LLEGANDO
Mientras que más de 1,500 migrantes centroamericanos se debaten entre la desesperación y el sufrimiento, siguen llegando más personas procedentes de países como El Salvador, Guatemala y Honduras.
La mayoría llegan a la zona norte de Tamaulipas en camión, pero otra parte optan por tomar un vuelo hasta esta Ciudad.
Ahí, agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) les cobran 200 dólares solo por permitirles salir del aeropuerto.
Su destino, antes hacer la solicitud de asilo político, es la Plaza de la República, donde viven hacinados en condiciones inhumanas, desde hace tres meses.
EL AUCHWITZ REYNOSENSE
En tanto se define su situación, un promedio de 300 migrantes centroamericanos que fueron reubicados en el predio de la colonia Aquiles Serdán, viven segregados.
El pasado 28 de junio, antes de ser trasladados, se les aplicó la prueba rápida para detectar COVID-19, dando positivo 22 de ellos, y al día siguiente, otros 5. En total, 27.
No hay datos sobre las condiciones en que viven, porque no hay acceso a ese lugar, rodeado de altas bardas y con un portón de hierro.
Completamente segregados del resto de la ciudad, están a la espera de que se les notifique de la aprobación a su solicitud de asilo político en Estados Unidos.
A diferencia de Auchwitz, uno de tantos campos de concentración en la Alemania Nazi, los migrantes que se encuentran en ese predio no sufren hambre ni torturas.
Sin embargo, la elevada cerca y lo inaccesible del lugar, nos remiten a aquellos sitios de segregación racial.
Abona a esa situación el hecho de que el Director del centro de migrantes Senda de Vida, Héctor Silva De Luna ya no contesta su teléfono celular en persona, sino que siempre contesta una mujer que da evasivas.
Desde hace meses, periodistas ya no pueden ingresar al albergue y difícilmente alguno de los migrantes que están adentro pueden obtener el permiso de salir, al prevalecer una cuarentena autoimpuesta para evitar que contraigan el virus del COVID-19.