EDITORIAL
Reynosa, Tamaulipas. Tras los hechos que ocurrieron en Nuevo Laredo el pasado 26 de febrero donde murieron 5 delincuentes balaceados por militares, la marcha de este domingo de miles de soldados en activo, y retirados tiene un tinte de sublevación que ha puesto en alerta roja al Gobierno Federal.
En la marcha, los participantes solicitaron justicia para los militares detenidos en relación con ese caso, puesto que aseguran, ellos solo cumplieron órdenes.
A la fecha, hay cuatro de ellos detenidos y sometidos a proceso penal por homicidio calificado.
En los poco más de cuatro años del actual Gobierno, la política de “abrazos, no balazos” ha provocado que los soldados sean objeto de todo tipo de humillaciones por parte de personas identificadas con el crimen organizado.
Sabedores de que los elementos castrenses no pueden disparar contra ellos, se envalentonan gritándoles palabras altisonantes, los golpean y los escupen. Todo ello ha sido grabado por cámaras, pero hasta ahora ninguno de los agresores ha sido capturado para que responda de sus actos.
Fuertemente infiltrado por la cultura del narco, el pueblo llano busca hacerse justicia por su propia mano cuando ocurren situaciones como la de Nuevo Laredo, donde los convoyes militares patrullan las calles. Y si un vehículo sospechoso no hace el alto cuando se le indica, existe el riesgo de que disparen, porque para eso están preparados: Para neutralizar cualquier amenaza potencial.
La marcha de militares partió del Ángel de la Independencia y llegó al Zócalo para dar a conocer su inconformidad al Presidente Andrés Manuel López Obrador, así como para una eventual revisión en el Senado sobre la presencia militar en las calles.