Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Regreso a clases presencial, evitando decisiones al vapor

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-Pésima idea regresar a clases presenciales en el pico de la tercera ola ocasionada por la ‘Variante Delta’ que afecta principalmente a niños y jóvenes sin un protocolo eficiente de manejo de la pandemia

-Para un regreso a clases en agosto la SEP debe liderar un proceso de capacitación a profesores para el abordaje y manejo de los efectos socioemocionales por confinamiento en los alumnos

-En materia educativa falta mucha planeación y evaluación para hacer frente al rezago educativo de año y medio sin clases que afectó a los estudiantes, subrayaron, es indispensable una evaluación y regularización curricular

CDMX, Distrito Federal. Las organizaciones que convergemos en el Movimiento Nacional Educación con Rumbo consideramos que el regreso a clases presenciales en el mes de agosto “llueva, truene o relampagueé”, como lo manifestó el presidente López Obrador, no puede darse en el marco de una decisión tomada al vapor y sin un minucioso análisis de por medio, que establezca protocolos integrales para alumnos y maestros; regresar sin éstos, sería una falta grave a los derechos de niños, niñas y adolescentes, no sólo en el tema del derecho a la educación, sino incluso de los derechos a la vida y a la salud consagrados en nuestra Constitución.

La Pandemia por COVID19 no ha tenido un proceso lineal, se han dado con diferentes repuntes, picos u olas de contagios, y justo en estos momentos los expertos prevén que en México se dará el pico de una tercera ola en la segunda mitad del mes de agosto, tiempo donde se espera que los alumnos regresen a clases. Además, la llamada tercera ola, es ocasionada por la ‘variante Delta’, que afecta principalmente a niños y adolescentes, los protagonistas del regreso a clases presenciales este mes.

En consecuencia, es indispensable de forma previa y planeada, diseñar protocolos para el correcto manejo de la pandemia liderados por la SEP, en los que se adopten varios pasos para gestionar los riesgos y las compensaciones necesarias en los diferentes escenarios que podrían presentarse al tomar esta decisión.

Consideramos que es importante desarrollar protocolos claros sobre las medidas de distanciamiento físico, por ejemplo, prohibir actividades que requieran grandes concentraciones; escalonar el inicio y la terminación de la jornada, así como los días de aprendizaje presencial; trasladar las clases a espacios temporales al aire libre; e impartir la enseñanza por turnos para reducir los tamaños de los grupos.

De igual importancia, son indispensables los protocolos en lo que toca a las prácticas relacionadas con medidas higiénicas y sanitarias, sobre el uso y distribución de cubrebocas eficaces; uso de gel antibacterial y lavado de manos; hábitos y códigos al toser o estornudar; utilización del equipo de protección; instaurar procedimientos de limpieza de instalaciones; y uso de prácticas seguras al preparar alimentos.

Por otra parte, en materia educativa para un regreso integral se necesitan una regularización académica de los niños, lo que necesariamente requiere de una evaluación de los aprendizajes logrados en la pandemia. Esto debe de ser en tres áreas específicas: habilidades lectoras, habilidades matemáticas, y habilidades de ciencia, que son justo los tres factores que evalúa la Prueba PISA de la OCDE, que se aplica cada tres años; este año debía ser evaluado México junto con los demás países sin embargo no se realizó dicha aplicación por una decisión al vapor del Gobierno, por lo tanto, no tenemos una evaluación.

En este tema de regularización para el regreso a clases se tiene que hacer una evaluación y luego dejar un periodo para la regularización de los niños que estuvieron año y medio sin clases. Por ejemplo: si un niño al inicio de la pandemia dejó el segundo año de primaria y regresa a cuarto, será prácticamente imposible que pueda acreditar todas las materias y conocimientos de este año, si no tiene los conocimientos previos, por lo tanto el primer punto es una regularización precedida de una evaluación.

Por último debe contemplarse, una capacitación para los maestros en temas socioemocionales. Estudios sobre el tema han informado que existe una notable prevalencia de estrés postraumático en niños y adolescentes, cuando luego de varios meses de haber vivido un evento traumático presentan tristeza y ansiedad desproporcionada, experimentan alteraciones del sueño, irritabilidad, entre otras.

Debido a esto es indispensable la capacitación de maestros a fin de vigilar la evolución de las manifestaciones psicológicas consecutivas a este evento, en el sentido de su intensificación y prolongación en el tiempo, lo cual genera limitantes para el desarrollo normal y adquiere un significado psicopatológico.

Casi la mayoría de los sistemas educativos públicos y particulares tienen una capacitación inter semestral de una semana, donde por lo menos se debiese revisar que los maestros sean capacitados en este manejo de habilidades socioemocionales tanto para ellos como para los alumnos.

En consecuencia, no estamos de acuerdo con el regreso a clases en agosto “llueva, truene o relampagueé”, si no se provee de una capacitación a los maestros en habilidades socioemocionales, una regularización de los alumnos previa evaluación y sobre todo con un manejo eficiente de la pandemia, más aún, en el marco del repunte de casos de COVID19 en una tercera ola que está superando a las dos anteriores.

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