Reynosa, Tamaulipas. La Unión Nacional de Padres de Familia en Tamaulipas (UNPF) fijó su postura en torno a la iniciativa de diputados del Congreso de Tamaulipas para aprobar el matrimonio igualitario.
A continuación, el texto completo:
Ante la inoportuna iniciativa sobre redefinir el matrimonio, pretendiendo llamarles así también a las uniones entre personas del mismo sexo, misma que se pondrá a consideración en el pleno del Congreso del Estado de Tamaulipas, el día 26 de octubre de 2022 queremos mostrar el total rechazo a dicha iniciativa por distintos motivos que a continuación se exponen.
El matrimonio es una comunidad del hombre y de la mujer en el amor, con sentido de permanecía, en donde se comprometen a amarse y ser fieles, que además tiene la misión de la procreación y educación de los hijos y que es el fundamento de la familia.
Por lo anterior, ningún poder puede abolir el derecho natural al matrimonio ni modificar sus características ni su finalidad. El matrimonio tiene características propias, originarias y permanentes: El amor, la ayuda mutua y la procreación y educación de los hijos.
El matrimonio natural es una institución anterior a cualquier legislación y es el origen natural de las civilizaciones. Jurídicamente es una institución pública y de interés social, por lo que el Estado la tutela y defiende, no por el amor que se profesan un hombre y una mujer, sino por el bien que representa para la permanencia de la especie y para la educación de las personas.
El artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, definió al matrimonio como la unión entre hombre y mujer y a la familia como el elemento natural y fundamental de la sociedad.
La ideología de género pretende imponer en las legislaciones el “derecho” al “matrimonio igualitario”, entre personas del mismo sexo, y la adopción de niños por parte de esas parejas.
Sin embargo, en julio de 2016, el Tribunal de Estrasburgo (Corte Europea de Derechos Humanos) declaró que el “matrimonio” entre personas del mismo sexo no es un derecho fundamental y recordó que el artículo 12 del Convenio consagra “el concepto tradicional del matrimonio como la unión de un hombre y de una mujer” y que no impone a los gobiernos la “obligación de abrir el matrimonio a las personas del mismo sexo”.
En un marco de libertades nadie puede imponer a una persona con quien viviro a quien amar, pero no es admisible, con el argumento de la igualdad de derechos, llamarle matrimonio a cualquier clase de unión y pretender atribuirles a otras formas de convivencia las características esenciales que solo corresponden al matrimonio natural.
Paternidad y maternidad son complementarias, no opuestas. Sin la
combinación de lo masculino y femenino no se constituye un nuevo ser. En lo psicológico ocurre algo parecido, se necesita la acción de padre y madre, para que el hijo crezca y se desarrolle de manera plena y armónica.
Si los diputados pretenden redefinir al matrimonio, como si estuviera a votación la naturaleza, les recuerdo que no hay un derecho a adoptar, sino del niño a tener una familia, es decir, a que se le restituya lo que perdió, una familia, integrada por un padre y una madre, la única forma en la que todos podemos venir al mundo. Meterse con el matrimonio, es meterse directamente con los niños, meterse directamente con nuestros hijos, a los cuales en las escuelas se les dirá que pueden elegir su género sin importar su sexo, irán a la escuela no a aprender ciencia sino ideología, contraria a la institución milenaria, célula básica de la sociedad. Les hemos demostrado en múltiples marchas que somos mayoría los que apoyamos que se defienda y promueva a la familia y el
matrimonio natural. Dichas marchas en diferentes años, que son a propósito las marchas ciudadanas más grandes en la historia del Estado. Esperemos que estos diputados locales de Tamaulipas no sean los irracionales que no representan al pueblo y pasen a la historia por haber destruido el concepto de matrimonio.