EDITORIAL
Por segunda vez, el Instituto Nacional Electoral le negó el registro como candidato plurinominal a diputado federal al ex gobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
Aunque el cornúpeta político se amparó, eso no vale en temas electorales.
Primero tiene que arreglar su situación jurídica, que es el origen de la negativa, y para ello, tendría que venir a México a comprobar que no tiene nexos con la delincuencia organizada, que no se robó miles de millones de pesos del erario público y que los doce ranchitos que tiene son una herencia de sus ancestros.
Cabeza de Vaca, días antes de terminar su sexenio, salió huyendo a los Estados Unidos, país donde nació, para sustraerse de la ley mexicana.
En calidad de prófugo, ha seguido interviniendo en los procesos políticos de Tamaulipas, acusando y poniendo trabas al actual Gobernador, Américo Villarreal Anaya, utilizando como instrumentos a sus lacayos que dejó en puestos estratégicos, como la Procuraduría General de Justicia del Estado, la Auditoría Superior, el Congreso del Estado y otros.
Su idea era registrarse como candidato plurinominal, y aunque su partido, el PAN, que va en coalición con el PRI y el PRD perdieran de manera apabullante, él entraría a calzador, por estar en los primeros lugares de la Circunscripción número 2 y obtendría el fuero constitucional para regresar a México sin preocupación de ninguna índole.
Pero no. El INE le dio un nuevo revés porque está prófugo y no puede acreditar su permanencia en el país.
En cuanto ponga un pie en suelo mexicano, los cumplidos agentes ministeriales, Guardia Nacional, elementos del Ejército, de la Marina, de la policía de proximidad y hasta los guachacoches que trabajan cerca de los puentes internacionales están más que listos para echarle el guante, gracias a la orden de aprehensión que continúa vigente.