Por Jerry Zu
Reynosa, Tamaulipas. Para recibir el Año Nuevo y despedir el Viejo, los reynosenses armarán vistosas fiestas donde no faltará la tradicional piñata.
Artesanos dedicados a la producción de este tipo de artículos pusieron a disposición de los consumidores una gran variedad de modelos, tamaños y colores.
En el área de El Centralito, algunos curiosos observaban las piñatas colgadas y se animaban a preguntar los precios de cada modelo. Los hay desde 300 pesos hasta 3 mil, dependiendo del poder adquisitivo del cliente.
La celebración de la llegada del Año Nuevo es una tradición centenaria en el norte de Tamaulipas.
Lo más común es que se junte toda la familia para convivir, felicitarse por la llegada de un año más y desearse lo mejor. Suelen degustarse los ricos tamales con hoja de maíz o los veracruzanos con hoja de plátano, aderezados con champurrado, refrescos o aguas naturales. Otros prefieren una cena más nutritiva, como la carne asada, ya sea de res o de pollo.
Mientra tanto, en el patio se prepara la piñata para que los niños y no tan niños se diviertan pegándole duro.
Si hay muchos participantes en el juego se forman en una fila (los más pequeños por delante) y se le da un palo forrado con papel de china.
Se le vendan los ojos (a los más peques no) y luego se les indica la dirección en la que se encuentra el colorido colguije.
Hay algunas variantes, pero la más utilizada es aquella donde una persona, generalmente el padre de familia o un tío se sube al techo para mover la piñata a fin de dificultar el impacto del palo.
No falta el socarrón que se quita la venda, enmedio de gritos de desaprobación, y le atiza duro hasta romperla y dejarla destrozada en el suelo, tras lo cual una nube de chiquillos se abalanzan sobre los despojos para luego ponerse los picos de las estrellas en la cabeza, a manera de gorro, como si fuera un valioso trofeo.
Y después vienen los dulces.
Terminado el ritual, los golosos escuincles se van a la cama a degustar lo que obtuvieron, mientras que los adultos prosiguen en amena charla, algunos tomando bebidas espirituosas y con la música a todo volumen.
Para las doce de la noche, viendo algún programa de televisión especial, se abrazan efusivamente, deseándose feliz año nuevo.
Por supuesto, el aprendiz de maloso sacará su pistola, fusil o metralleta y le dará gusto al gatillo para “celebrar” la llegada del 2023.
Los más tradicionales han comprado juegos pirotécnicos de los más potentes, de los que hacen retumbar el cielo y ponen los pelos de punta a las mascotas.
Esa es la celebración de Año Nuevo en Reynosa.