Por Jerry Zu
Reynosa, Tamaulipas. “México, somos una familia venezolana, apóyenme para un pasaje o para comer. Gracias”.
El mensaje escrito sobre un cartón, con el dibujo de la bandera venezolana en la parte inferior derecha, sirve a Mairobi para solicitar ayuda económica a los habitantes de Reynosa, como único medio de subsistencia.
Sin papeles para poder trabajar legalmente, ella y su familia esperan ser llamados por Migración americana para iniciar el proceso de asilo político.
En Reynosa tienen una semana de haber llegado. Su esposo, ella y una hija pequeña, lograron ser aceptadas en uno de los albergues de migrantes.
Mientras tanto, mientras el trámite progresa, se hace imperioso contar por lo menos con el costo del pasaje.
Mairobi asegura que son alrededor de 100 dólares por persona lo que tendría que juntar para poder trasladarse hasta la parte de Texas donde hay un familiar que los va a recibir.
Aparte del cartón con la petición de ayuda, la mujer sostiene con su mano izquierda una bolsa de Sabritas que contiene algunos chupetes de dulce que vende para tratar de subsistir.
Ahí, en la esquina de la calle Hidalgo con Morelos, eventualmente se acerca una persona de buen corazón y le entrega unas monedas, o le compran una paleta.
Este es uno de tantos ejemplos de la problemática que representa el fenómeno migratorio en la frontera de México con Estados Unidos.