Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Persecución de periodistas en Guerrero

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Iguala, Guerrero. La noche de este sábado 03 de Julio después de una jornada más de violencia en la ciudad de Iguala que dejó cinco muertos, supuestos elementos de la Policía Estatal en una camioneta marcada con el número 514, ingresaron al domicilio (donde ocasionalmente pernocta) del compañero Julio Zubillaga, director del Diario de la Tarde, adherido al Mecanismo de Protección a Periodistas del Gobierno de México, y quien supuestamente tiene custodia por parte de la misma corporación.
Los agentes ingresaron a la propiedad privada en la camioneta al parecer oficial, revisaron vehículos y se llevaron un celular, cuando afortunadamente Julio no se encontraba en el domicilio. Sobre este hecho se dio parte al Mecanismo de Protección, al que se le ha insistido en la necesidad de que sean corporaciones de seguridad federales las que resguarden a los periodistas de Iguala ante la serie de ataques, amenazas y hostigamiento del que hemos sido objeto siempre, pero que se han multiplicado desde el año pasado.
El domicilio del compañero está plenamente identificado debido a que la propia Policía del Estado es la encargada de salvaguardar la integridad del compañero y su familia, por lo que no existe justificación alguna para que dicha autoridad haya cometido este abuso “por equivocación”.
EXIGIMOS a las autoridades federales la inmediata protección del compañero y de su familia, y exigimos también la revisión de las acciones emprendidas por los tres niveles de gobierno para garantizar el ejercicio periodístico en Iguala y en Guerrero, toda vez que a pesar de que se han establecido acuerdos para tal objetivo, estos no se han cumplido cabalmente y más aún, nos han dado paliativos y engaños con las supuestas acciones realizadas hasta el momento.
Con bombo y platillo, fue instalada una oficina de atención a periodistas en esta ciudad, que al momento ha fungido como un verdadero elefante blanco, solo engrosando los gastos del gobierno con el pago de oficinas que no están ayudando realmente para la solución del problema.
También, insistimos en la creación de un Grupo de Reacción Inmediata para garantizar nuestra seguridad en caso de una situación de riesgo, con elementos de la Guardia Nacional o del Ejército Mexicano, ya que el supuesto GRI que se creó es solo una faramalla, pues no existe tal y en su lugar se han dejado la responsabilidad en la Policía Estatal, siempre y cuando haya elementos disponibles al momento de nuestros llamados de auxilio, y en el caso de los compañeros que tienen medidas cautelares dictadas, los agentes solo dan rondines ocasionalmente en los domicilios, sin que esto implique una seguridad real para los compañeros que hemos sido amenazados o agredidos de forma directa.
Solo por mencionar un ejemplo, durante las campañas electorales pasadas, cuando se pedía la intervención de policías para salvaguardar nuestra vida, se nos advertía que en ese momento no había elementos suficientes porque estaban “cuidando a los candidatos”.
Los hechos de hoy confirman que lejos de brindarnos seguridad, los elementos de la Policía Estatal han sido en muchas ocasiones los responsables no solo de agresiones hacia nosotros, sino también han obstaculizado nuestro trabajo, lo cual también hemos reportado puntualmente tanto al Mecanismo Federal, como a la Oficina Estatal para Atención a Periodistas.
También seguimos exigiendo la investigación de las cuentas y páginas en redes sociales desde las que nos han amenazado y hostigado, ya que hasta el momento la única respuesta que hemos recibido es que “no hay un sustento legal” para investigar dichas cuentas y con ello tener certeza sobre quién está detrás de esos ataques.
Pedimos la solidaridad de los compañeros periodistas de Guerrero y de México, organizaciones sociales, organizaciones de defensa de periodistas y de derechos humanos, para que las autoridades realmente solucionen los problemas de violencia que persisten en Iguala, y para que garanticen el libre ejercicio periodístico, así como nuestra vida, porque no queremos otro compañero asesinado como pasó con Pablo Morrugares Parraguirre, hace un año.

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