EDITORIAL
Reynosa, Tamaulipas. A finales de mayo del 2022, en las postrimerías del sexenio del panista Francisco García Cabeza de Vaca, y apenas a unos cuantos meses de que tomó posesión como Alcalde el morenista Carlos Peña Ortiz, se desató una persecución política como no había precedente.
El aparato represor del entonces gobernador, compuesto por la Fiscalía General de Justicia, las agencias del Ministerio Público, la Auditoría Superior y la Fiscalía Anticorrupción se le fueron a la yugular, bajo consigna.
Se aprovechó una denuncia que había interpuesto durante la campaña para Presidente Municipal el también morenista que aspiraba al mismo cargo, Marcelo Olán Mendoza.
Lo hizo esperando que Peña Ortiz fuera inhabilitado y tomar eventualmente su lugar como candidato, pero nunca pensó que las cosas llegaran tan lejos y menos que Cabeza de Vaca lo tomara como una arma política ideal para iniciar una persecución que se prolonga hasta ahora.
Carlos Peña Ortiz tuvo que solicitar licencia al cargo y manejar la Administración Municipal a la distancia, para sustraerse de la orden de aprehensión girada en su contra, como ahora Cabeza de Vaca lo hace en el exilio y evita venir a México por ese motivo.
Una nube de policías estatales mantenían guardia todos los días en la plaza Miguel Hidalgo.
Derivado de la situación que se vivía a mediados del 2022, se suscitó una situación muy singular.
Un sujeto llamado Luis Espino, hijo del Auditor Superior del Estado, Jorge Espino Ascanio, pensó que podría manipular la ley y convertirse en Presidente Municipal sustituto.
Para ello, contaba con el visto bueno de su padre y del ahora prófugo ex gobernador: Compraría a razón de 5 millones de pesos a los regidores para hacer una mayoría, la cual declararía la ingobernabilidad en Reynosa; con eso a favor, solicitaría al Congreso que se nombrara una terna, la cual estaría integrada por dos figuras de relleno y él, como tercero.
Por supuesto que la línea ya vendría a su favor.
El plan era perfecto, sin embargo, hubo algunas indiscreciones, el asunto salió a la luz pública y se pudo neutralizar a tiempo el plan siniestro.
Por cierto, una de las regidoras que sí aceptó los 5 millones fue detenida recientemente en Estados Unidos por posesión de droga.
Hoy se repite la historia.
Como represalia porque el Gobierno de Carlos Peña no le entregó la carta de residencia, indispensable para registrarse como aspirante a candidato del PAN a la Presidencia de la República, Cabeza de Vaca operó para que se reviviera el tema de la denuncia por el presunto delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita.
El Alcalde de Reynosa, en diferentes ocasiones, ha mencionado que no se trató de una compra, sino de la donación que antes del 2012 le hicieron sus padres, Maki Ortiz y Carlos Peña Garza cuando estos padecían de un tipo de cáncer muy agresivo y temían por sus vidas.
-¿Por qué no acude a aclarar esa situación?-se le ha preguntado varias veces.
-Pues porque el aparato de justicia sigue en manos de Cabeza de Vaca,-es su respuesta.
En aquella ocasión, Peña Ortiz se amparó contra las órdenes de aprehensión que reiteradamente emitieron los jueces bajo el control del exgobernante, amparos que poco a poco fueron siendo desechados, siguiendo la misma línea.
En estos momentos se manejan versiones en las redes sociales sobre un supuesto operativo que tiene como propósito detener al Alcalde de Reynosa.
En una cuenta de Facebook a nombre de Manny ALERTA RIESGO, se lee: “Fuentes extraoficiales de @FGJ_Tam comentaron que @IrvingBarriosM hoy a las 5 am llevó a cabo un operativo en un rancho de #Reynosa para detener al Pte Mpal Carlos Peña Ortiz como venganza por no darle la carta de residencia a @fgcabezadevaca”.
Ayer, en la Audiencia Pública que se llevó a cabo en el Fraccionamiento Halcón, la Secretaria de Desarrollo Social, Hidilberta Velázquez representó al Alcalde, al no acudir este personalmente.
Hoy, la Presidencia Municipal de Reynosa amaneció nuevamente con la ominosa sensación que sucedió hace un año, con la persecución política del Alcalde por parte del aparato represor de Cabeza de Vaca.
La mefistofélica inteligencia del ex gobernador le permitió manipular la ley a su antojo para mantener el control de buena parte del Congreso del Estado y de todo el sistema de justicia del Estado, aún después de terminar su mandato.