Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. Cubiertas por la maleza, olvidadas por el hombre, erosionadas por los elementos, yacen un centenar de figuras de concreto que un visionario elaboró hace más de cincuenta años.
Orizatlán fue en la década de los 6os y parte de los 70s el único balneario o sitio de entretenimiento familiar para miles de reynosenses.
Había un laguito que tenía en medio una águila enorme. A la entrada, unas figuras de Adán y Eva. Mas adelante se podían observar escenas de la vida prehispánica, la Conquista, la Colonia, la Independencia, la Reforma y la Revolución, hasta llegar al México contemporáneo.
Cada figura fue elaborada de varilla y concreto, primorosamente pintadas con colores brillantes.
Con el paso de los años, el color ha desaparecido casi por completo y las pocas figuras que permanecen en pie están en malas condiciones.
“El Orbe”, una estructura que sobresalía de entre todo el conjunto, yace en el suelo.
Quienes circulan por el bulevar Colosio y vialidades que desembocan en el puente internacional Reynosa-Pharr, ya no alcanzan a percibir ni siquiera los monumentos más altos. Los mezquites y jaras cubren completamente cualquier vestigio de lo que fue Orizatlán.
Enclavado en un terreno particular, ya ni los fotógrafos amateur se atreven a meterse entre los matorrales para tomar fotografías, temerosos de ser mordidos por algún bicho venenoso.
En la página de Facebook “Reynosa fotos hermosas” que administra la periodista Lina Rodríguez, se puede ver la figura monumental del águila devorando una serpiente.
El usuario Ricardo De Léon Yáñez subió la foto con el siguiente comentario: “Lo que fue el primer balneario de la ciudad de Reynosa, el Lago Orizatlán contenía la visión de su dueño construyendo figuras muy representativas de México y su cultura prehispánica como atractivo y que aún se yerguen orgullosas aunque sus días están contados dado su deterioro”.
Yolis Salinas respondió: Hermosa escultura lástima que las tengan abandonadas.
Kukis Garza reaccionó así: Ojalá pudieran ser rescatadas y ubicarlas en algún lugar donde pudieran ser admiradas por los visitantes, o dejarlas allí, limpiar y rescatar el entorno, rehacer el lago, sembrar árboles y plantar jardines para que las familias acudan a divertirse como antes. Le hacen falta a Reynosa lugares para disfrutar con familiares y amigos. A nosotros nos llevaban nuestros padres, cuando niños.
(Las fotografías corresponden a distintas fuentes).