Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. Tras la detención en marzo de 2016 del capitán Ramiro Ascencio Nevárez, piloto personal del entonces Rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), Enrique Etienne Pérez del Río, autoridades norteamericanas descubrieron una intrincada red de complicidades que involucraba también a prominentes figuras del Gobierno de Tamaulipas, incluyendo al propio Egidio Torre Cantú.
El piloto tenía la encomienda de entregar aproximadamente dos millones de dólares como soborno para que un grupo de empresarios texanos recibieran contratos de la UAT de manera ilegal, para el mantenimiento de su flota aérea.
A cinco años de distancia, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) inició una investigación a fondo para descubrir la serie de complicidades entre el ahora Gobernador del Estado, Francisco García Cabeza de Vaca y directivos de la Universidad.
La UAT es utilizada como “caja chica” por el Gobierno del Estado.
Hay un importante desvío de recursos económicos pertenecientes al presupuesto universitario para el pago de deudas del Estado.
La inminente llegada a la Rectoría de Guillermo Mendoza Cavazos, luego que los Consejos Técnicos de las distintas facultades le dieron su respaldo, bajo consigna, garantiza que todo seguirá igual.
Dejaron a un lado las aspiraciones de la también catedrática de la misma institución, Luisa Álvarez Cervantes, quien denunció un vacío jurídico de los consejos técnicos que impiden que las elecciones al interior de la UAT sean democráticas.
Será en el mes de octubre cuando la Asamblea Universitaria valide el proceso de imposición de Mendoza Cavazos como Rector.
Eso garantiza que, al menos por el siguiente año o hasta que las indagatorias de la Fiscalía General de la República progresen, la Universidad Autónoma de Tamaulipas seguirá siendo la “caja chica” del Gobernador.