EDITORIAL
Reynosa, Tamaulipas. Estamos en la recta final de la campaña política para Gobernador del Estado de Tamaulipas.
Solo hay dos opciones con posibilidades reales de ganar: Américo Villarreal Anaya, de la coalición “Juntos Hacemos Historia” MORENA-PT-PVEM y César Verástegui Ostos, de la alianza “Va por Tamaulipas” PAN-PRI-PRD.
Cada uno de ellos ha desarrollado una buena campaña política.
Américo, desde la izquierda, impulsado fuertemente por el Efecto López Obrador, llevaría la ventaja.
Por su parte, “El Truco” César Verástegui realiza una campaña muy llegadora, empleando frases y palabras muy coloquiales que son del gusto del electorado.
La alianza “Va por Tamaulipas” iba muy bien, hasta que entró el Gobernador del Estado a “ayudarle”.
Con una guerra sucia como jamás se había visto, inventó páginas falsas, fabricó bulos y creó periódicos balines para desacreditar a sus opositores.
La intervención de Cabeza de Vaca, más que beneficiar, perjudica la campaña del “Truco”, de acuerdo con líderes de opinión y periodistas del Estado.
Es un caso agudo de “No me defiendas, compadre”, donde el Gobernador se ha convertido en un lastre muy pesado, en lugar de una ayuda.
Y lo hace por desesperación, por enojo. De ahí que esté utilizando todos los recursos que tiene a la mano: El IETAM, el Congreso, la Fiscalía General de Justicia, la Secretaría de Salud, la de Educación y la de Gobierno, para perseguir y desacreditar a sus oponentes políticos.
Lo que está en juego no es realmente el futuro de Tamaulipas, sino la libertad de Francisco García Cabeza de Vaca, actualmente desaforado.
En los trece días que quedan de campaña, aún no hay nada para nadie. Ambos, Américo y “El Truco” han hecho su mejor esfuerzo, pero no se puede dejar a un lado el efecto contaminante de la campaña negra orquestada por el Gobernador.
“El Truco” no necesitaba eso. Los ciudadanos podemos constatar la cantidad tan grande de personas que hay en cada uno de sus eventos.
Y la estrategia de comunicación social ha sido excelente.
En caso de que gane, no será, por cierto, gracias a las triquiñuelas de Cabeza de Vaca, porque los ciudadanos ya están vacunados contra los malos gobernantes.
Más, si pierde, será por el lastre tan pesado que representa un devaluado político que alguna vez soñó con llegar a ser Presidente de la República.