Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Negociar o no negociar… ¡esa es la cuestión!

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EDITORIAL


“Negociar o no negociar… ¡esa es la cuestión!”, aludiendo a la famosa frase de Shakespeare.

Muchos tomaron como un chiste el ofrecimiento de paz que sicarios de un cártel de la delincuencia organizada hizo al Presidente de la República, en respuesta al mensaje que este dio en una de sus últimas “mañaneras”.

Dicho mensaje caló hondo en la parte más sensible-si es que pueen tenerla- de al menos una célula mafiosa, quienes dicen estar dispuestos a negociar una tregua de paz con representantes del Gobierno porque ante todo son mexicanos y padres de familia.

El mensaje completo es el siguiente:  “No tenemos miedo a nadie ni es debilidad, pero es momento de pensar que como mexicanos toda la población se puede beneficiar de una ley de justicia transicional y una justicia de paz, para que el pueblo de México por fin viva con la paz y la tranquilidad que se merece.

Nosotros sabemos el problema de fondo, ya que del año 2000 a la fecha la violencia se ha apoderado del país. Sabemos que es un problema que usted heredó de su peor etapa y estamos dispuestos a poner nuestro grano de arena, ya que ante todo somos mexicanos y padres de familia, igual queremos la paz y seguridad para ellos.

Le preguntamos, como máxima autoridad del país y comandante supremo de las fuerzas armadas (ahora resulta que el Presidente, además de ser el Jefe Supremo del Ejército Mexicano, también lo es de los grupos armados, como los cárteles, el EZLN y los autodefensas). ¿Cuáles serán los mecanismos jurídicos para podr no0sotros como grupos tener la certeza de que los acuerdos y treguas de paz se van a respetar? ¿Y con cuál persona de su gobierno tenemos que hablar o tienen que hablar nuestros representantes jurídicos?

Sin más, esperamos una respuesta de usted y le enviamos un cordial saludo. Atentamente, sus seguros servidores del Cártel del Noreste”.

Ahí termina el mensaje.

De entrada, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos impide que el Gobierno llegue a acuerdos con grupos delincuenciales.

Aún si estos decidieran convertirse de la noche a la mañana en respetables empresarios, como era el propósito del Presidente durante su campaña política, están aún las miles de muertes de inocentes que quedarían impunes.

En Estados Unidos, un país donde se respeta la ley, no se negocía con delincuentes.

Pero como México es el “Mundo del Revés”, todo puede ser posible, y si el Ejecutivo así lo decide, con el apoyo de la mayoría de los diputados y senadores, hay la posibilidad de establecer un Régimen de Excepción con Amnistía para integrantes del crimen organizado que decidan deponer las armas.

El fin justificando los medios.