Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. Decenas de comerciantes ambulantes ofrecen todo tipo de artículos religiosos, como medallitas, figuras de cerámica, flores, mandiles, pulseras y veladoras, todo con la imagen de la Virgen de Guadalupe.
El festejo a la guadalupana se convierte en una feria de milagrería. Frente a Concatedral, las familias hacen fila para que sus niños, vestidos de San Juan Diego o de la virgen, posen ante el fotógrafo que, a cambio de cincuenta devaluados pesos, les entrega la imagen de su querubín.
A un lado del viejo campanario, donde se encuentra la escultura de la guadalupana, decenas de velas encendidas dan testimonio de la fe y la devoción de los reynosenses hacia la “morenita del Tepeyaac”, como también es conocida.
Unos colocan flores, otros se hincan fervorosamente, mientras elevan peticiones o agradecimientos y los más se toman la foto del recuerdo frente a la imagen.