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POR    RUBEN    DUEÑAS   ARIZMENDI

 

LOS AUTOS CHOCOLATES Y LA CUEVA DE ALI BABA

 

La nacionalización o regularización de los vehículos extranjeros que circulan en el país como ilegales o “chocolates”, es para mí como analista político algo muy semejante a “la Cueva de Alí Babá y los 40 Ladrones, así la vemos porque presidentes van y vienen y ninguno de sus gobiernos a acabado de tajo con el problema que tiene más de 60 años de existir.

 

En su reciente visita a Baja California el presidente Andrés Manuel López Obrador abordó el tema, pero no prometió acabar los vehículos que circulan de manera ilegal en el país y solo dijo que dará a conocer el mecanismo para regularizar “los vehículos importados conocidos como chocolates”.

 

A decir verdad, como periodistas, en el  caso de López Obrador al igual que en el de todos gobiernos de los últimos 10 presidentes de México, no vemos la menor intención de acabar con el problema, con todo y que reconocen que en un alto porcentaje de los delitos que ocurren día con día en el país, los delincuentes utilizan este tipo de vehículos para llevar a cabo sus ilícitas actividades.

 

Como residentes de la frontera que fuimos durante muchos años nos tocó ver muy de cerca la cantidad de billetes que los propietarios de ésta clase de vehículos motorizados repartían entre los oficiales del ya desaparecido Registro Federal de Vehículos (RFV), que en su tiempo echó a andar el otrora gobernador de Tamaulipas, siendo entonces funcionario dependiente de la Secretaría de Hacienda,

 

El proyecto de Don Enrique arrancó bien incluso se le llegó a ver con simpatía por parte de muchos, pero lamentablemente por la corrupción imperante acabó por convertirse en algo muy semejante a la famosa Cueva de Ali babá y los Cuarenta Ladrones, ya que había lana para todos, empezando con los “coyotes” encargados de la regularización de los vehículos, los que por haber trabajado en el RFV, conocían al dedillo toda la tramitología del proceso, además de su amistad con los empleados, los que obviamente también se llevaban su parte.

 

Obviamente los grandes jefes de las diferentes áreas de la dependencia eran los que junto con los Vistas de la Aduana, eran los que se llevaban la mayor tajada, ya que no todos los vehículos eran susceptibles de ser regularizados, entre ellos los deportivos y los de lujo, pero, decía mi abue que el dinero ablanda más que el cebo.

 

En lo personal, como analistas políticos,  creemos que por eso ninguno de los presidentes, incluyendo a López Obrador, va a modificar la ley para regularizar la entrada y salida del país de los vehículos extranjeros,  como si lo hace el gobierno de Estados Unidos. En México es puro cuento que ya acabamos o que vamos a acabar con la corrupción.

 

El destacado columnista del D.F., Ricardo Alemán, acaba de publicar que México pierde credibilidad entre inversionistas extranjeros, por lo que es probable, dijo, que no se lleve a cabo la compra de la refinería de Deer Park. Que recién compró López Obrador el 50 por ciento de las acciones de la empresa, el 50 por ciento restante ya lo había comprado un gobierno anterior.

 

Por cierto la adquisición de ésta planta de la cadena Shell, que en EEUU es el gigante en la materia, en México no fue bien vista por muchos. Ya que es de las refinerías que contaminan el medio ambiente, por lo que el gobierno de Estados Unidos la obligó a dejar de operar.

 

Pero el presidente de México muy entusiasmado la compró y aseguró incluso en conferencia de prensa que la inversión se recuperará en dos o tres años, lo que nadie le creyó. Y menos después de que el director general de PEMEX, Octavio Romero  Oropeza, aceptó que la refinería de Deer Park de Houston, Texas, no tuvo utilidades el año pasado.

 

Definitivamente el que quiere estudiar estudia y el que no, no. Es  la conclusión a que llegó luego de leer que una joven invidente de Uruguay, Milagros de nombre, va a estudiar en Harvard la carrera de Ciencias Políticas, con una opción secundaria en Derechos Humanos y Migraciones.

 

La historia de la joven ciega –Milagros—que aprendió inglés sola y estudiará sin costo en Harvard, dijo  al respecto que “hoy me permito soñar. No solo con las cosas que puedo lograr, sino con las que pueden cambiar en mí país y en el mundo, gracias a mí historia”, la joven mujer actualmente cuenta con 19 años de edad.

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