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Reynosa, Tamaulipas. A una semana de inaugurado el Centro de Atención a Migrantes de Reynosa, como se llama oficialmente el mega campamento instalado en el estacionamiento del Parque Cultural, el número de migrantes deportados que se reciben es mínimo. Apenas una veintena.
Y es que el acceso y la información están restringidos en ese sitio. Nomás llegar, un elemento de la Guardia Nacional se acerca para preguntar el motivo de la visita y pide que se mantenga uno fuera del perímetro que marca una cerca de alambre. Es un tipo joven, de apenas 23 años de edad. Con 3 años de servicio. Originario de Guerrero.
Pide el nombre de la persona y si es periodista, del medio en que trabaja. Dice que dará el mensaje a uno de los encargados por parte de la corporación aunque señala que ellos están ahí para dar seguridad y que cada dependencia de las que están ahí tiene su propio responsable.
Catalogado como un tema de seguridad nacional, el de los migrantes es prioridad para el Gobierno Federal de Claudia Sheinbaum. El pasado 7 de febrero, la Secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez realizó una visita a esas instalaciones y dio instrucciones para que se atendieran de manera esmerada a los connacionales deportados. Ahí hay espacios para bañarse, hay comedor, dormitorios, improvisadas aulas de clase y manualidades para los niños, enfermería, cocina y hasta áreas de recreo.
Dependencias como la Secretaría de Salud, la del Trabajo, el Instituto Nacional de Migración, la de Educación y casi todas las oficinas gubernamentales tienen comisionados un número indeterminado de personas. Aparte, la Guardia Nacional tiene decenas de efectivos que se turnan para mantener una vigilancia estricta.
EL DILEMA DE LOS MIGRANTES DEPORTADOS
La mayor preocupación de los migrantes deportados no es llegar a México y encontrar un sitio donde pernoctar.
La mayor preocupación es que no los agarre la «migra», porque eventualmente, serán expulsados hacia México.
Emilio Álvarez García, quien trabajaba en Brownsville en el «concreto» (de albañil) antes de ser detenido y deportado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), comentó que tenía dos años de estar en los Estados Unidos.
Originario de Reynosa, mencionó que fue trasladado hasta la frontera mexicana, atado de manos, pero dijo que no se sintió humillado y el trato que recibió por parte de los agentes migratorios de aquel país fue amable.
Emilio no tuvo necesidad de instalarse en el Centro de Atención porque aquí tiene su familia, pero con él venía otra persona.
Asumió que sería trasladada al albergue, pero no fue así. Su familia en Veracruz se comunicó con él para preguntarle sobre su paradero, porque nunca llegó con ellos.
Dijo que vino al Centro de Atención en busca de ese muchacho para ver si estaba entre los migrantes atendidos.
LAS DEPORTACIONES MASIVAS AÚN NO OCURREN
Mientras que en territorio norteamericano siguen las redadas de inmigrantes indocumentados, en los albergues fronterizos aún no se reciben en la cantidad esperada.
El CAM de Reynosa tiene capacidad para unas 2,000, en tanto que las casas del migrante Senda de Vida I y II pueden alojar a otras 4 mil. El primero recibirá solamente a mexicanos deportados mientras que los otros dos darán acceso a extranjeros, tanto los que vienen del sur como los que sean expulsados de EEUU.
Mientras eso ocurre, la vida transcurre casi normalmente en este ´punto de la frontera, como presagiando una tempestad.

Por Pegaso