Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Hasta 3 horas para ir a la escuela

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Por Rosalía Quintá Uresti


-Viacrucis de estudiantes mexicanos en escuelas de Estados Unidos.

Reynosa, Tamaulipas. Se levantan a las cuatro de la mañana para estar arreglados y listos para cruzar el puente internacional Reynosa Hidalgo a las cinco de la mañana, antes que la fila se haga más larga con los peatones comunes
Se trata de por lo menos 500 niños y adolescentes que viven en Reynosa y de lunes a viernes asisten a las escuelas del Valle de Texas, quienes con su mochila a cuestas cruzan la frontera entre ambos países
Una vez que cruzan, que les puede llevar hasta media hora de espera, tienen que esperar en las inmediaciones del puente internacional de Hidalgo para que el bus que los llevará hasta su escuela llegué por ellos.
Y ahí la espera es larga ya que es hasta las siete de la mañana cuando empiezan a llegar los autobuses, mientras algunos aprovechan para recuperar unos minutos de sueño.
En el trayecto algunos estudiantes sufren algún percance, como el que se relató en la página de Facebook de los puentes internacionales
“Hoy un chico como de octavo noveno grado llebava a su hermanito como de 3 años cargado en la espalda y, en la curva que está por los bebederos de agua hay unos bordes pequeños y el chico tropezó y los dos cayeron, se golpearon muy fuerte su cabeza,y el chico grande su brazo, iban llorando los dos, quisimos auxiliarlos pero el chico dijo que estaban bien, el niño pequeño le pedía que lo volviera a cargar y el chico lo hizo pero pobre, llevar el peso de su mochila, a su hermanito cargado y todavía la mochila del hermanito era mucho para el, la verdad nos asustamos mucho”.
Y es que muchos niños son acompañados por sus padres hasta la línea divisoria y cruzan la frontera solos.
Otros si son acompañados por sus papás.
Para el cruce de los estudiantes las autoridades migratorias de Estados Unidos, abren un carril especial para agilizar su paso, para lo que tienen que mostrar su identificación como ciudadanos de ese país.
Este fenómeno se presenta prácticamente en todas las fronteras entre México y Estados Unidos, debido a que son muchos los niños de padres mexicanos que deciden que sus hijos nazcan en el vecino país.