EDITORIAL
Reynosa, Tamaulipas. El futuro de Tamaulipas hoy, más que nunca, está en juego. Está en juego si habrá más de lo mismo: corrupción, prepotencia, abusos de autoridad, persecuciones, relaciones peligrosas con el crimen organizado, o brindar la oportunidad a una nueva opción que promete honestidad y austeridad.
En los últimos días hemos visto una guerra mediática y legal sin precedentes en el Estado.
El gobernante Partido Acción Nacional presentó el recurso de impugnación por el supuesto financiamiento de los hermanos Carmona a la campaña del morenista Américo Villarreal Anaya y el también presumible apoyo de grupos de la delincuencia organizada, elementos que no pudieron ser probados.
Es como decir: “Yo llegué al Gobierno de Tamaulipas en el 2016 con esa misma ayuda, pero ahora yo lo utilizo a mi favor”.
La verdad es que jamás se había visto en la historia de Tamaulipas a un gobernador que se aferrara tanto al poder.
Lo que ha ocurrido en los últimos días, es como una partida de ajedrez: Cabeza de Vaca amaga con liberar una orden de aprehensión contra el Gobernador electo, Américo Villarreal. Una jugada que buscaba hacer que el oponente cometiera un error. Por otro lado, Américo y sus asesores consideraron prudente solicitar su reincorporación al Senado, pero esto descobijó las verdaderas intenciones de los panistas: Que AVA incurriera en una causal de impedimento para tomar posesión del Gobierno de Tamaulipas a partir del 1 de octubre, así que de manera inmediata, se retiró dicha solicitud y Américo Villarreal nunca retornó a su curul en la Cámara Alta.
Sin embargo, el PAN lo incluye como prueba superviniente, esperando que los magistrados del Tribunal Electoral la tomen en cuenta para anular la elección.
Esa es la esperanza del grupo calderonista que apoya a Cabeza de Vaca. El que opera las piezas azules, en este ajedrez político, es el abogado del diablo Roberto Gil Zuarth.
Pero para el TEPJF, ni las primeras, ni estas, son pruebas suficientes para anular los resultados de la contienda electoral del 5 de junio.
Fuera de las consideraciones legales, se debe tomar en cuenta que una decisión de esa naturaleza podría empujar a Tamaulipas en una situación de ingobernabilidad.
Lo cierto es que los votos hablaron: 642,433 para el candidato de la alianza PAN-PRI-PRD, 730,864 para la alianza MORENA-PT-PVE.
Una diferencia importante que no da lugar a dudas. Los 88,431 ciudadanos que dieron el triunfo a Américo Villarreal Anaya, merecen respeto.