Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. Con una rama de huizache que halló tirada, el escultor primitivista reynosense Gabriel Fuentes esculpió la figura de un Cristo crucificado. “El Cristo mocho”, lo llamó.
Con apenas ese elemento, más algo de pintura y mucha creatividad, Gabriel Fuentes por fin terminó su obra.
Con la ayuda de su hijo Carlos Fuentes, le dio los últimos toques de barniz y subió las fotos a su muro de Facebook donde todo mundo puede apreciarlo.
Fuentes, quien se inspira en la Naturaleza y en las formas caprichosas que puede encontrar en elementos de bricolaje, ha desarrollado a lo largo de los años una gran cantidad de esculturas de distintos tamaños.
En algunas ocasiones exhibió su arte en la plaza Miguel Hidalgo y en el interior de la Presidencia Municipal.
El escultor es parte del talento oculto que ofrece Reynosa y que merece reconocimiento público.