EDITORIAL
La temperatura promedio durante la primavera ha sido de las más altas registradas en las últimas décadas.
Padecemos ya los efectos del Calentamiento Global y el Cambio Climático está a la vuelta de la esquina.
Entendemos por Calentamiento Global el incremento constante que ha tenido el planeta a lo largo de los últimos años, y por Cambio Climático, sus efectos.
Cada grado centígrado de más, representa la muerte de especies animales y vegetales que soportan hasta cierto margen de calor, la desaparición de masa vegetal y el derretimiento de grandes bloques de hielo en los polos.
A como vamos, tendremos pronto una nueva Edad del Hielo, aunque parezca contradictorio.
Esto es así porque a mayor calor, más pronto se derriten los glaciares, y toda esa agua fría inunda los mares más tropicales hasta enfriarlos y generar corrientes. Corrientes que se convierten en lluvias, tormentas, huracanes y tornados.
Nosotros, los individuos nacidos a mediados del siglo pasado, hemos heredado a nuestros hijos y nietos un mundo cada vez menos habitable.
Al momento de estar escribiendo este artículo, siento un calor bochornoso y sofocante que no mitigan ni los dos abanicos que tengo prendidos cerca de mí.
Entonces, el Calentamiento Global ya lo tenemos aquí, lo estamos sufriendo y el Cambio Climático está a la vuelta de la esquina.
En el umbral del infierno, a más de 38 grados centígrados con sensación de hasta 48 grados, la reflexión debe ser la siguiente: ¿Qué mundo hemos dejado a nuestros hijos?
Y es una paradoja, porque nuestra generación ha causado la más grande catástrofe ecológica de la Historia ¡para que nuestros descendientes tengan un mundo mejor!
Es decir, todos los avances tecnológicos y las comodidades de que hoy gozan, tienen un costo enorme para el Planeta, a tal grado de que ese mundo mejor que planeamos dejarles está cada vez más amenazado por el Calentamiento Global y el Cambio Climático.
Los queremos tanto, que los sacrificamos en nombre del progreso.
Toca a ellos buscar soluciones. Difíciles soluciones.
Desde hoy debemos hacernos a la idea de que debemos tomar grandes acciones que permitan revertir el daño tan grave que hemos hecho a la Naturaleza, si es que aún se pude revertir.
Desde el reciclado del agua que utilizamos en nuestros hogares, en el trabajo y en la escuela, hasta el uso de energías limpias; desde la siembra de árboles para reponer la capa vegetal hasta dejar de contaminar, estamos obligados a tomar conciencia.
Si no, dentro de 5 años extrañaremos el agua de los grifos.
A partir de ahora no debemos preguntarnos qué mundo le estamos dejando a nuestros hijos, sino qué hijos le estamos dejando al mundo.
¿Serán ellos capaces de detener la catástrofe que se avecina?