Por Héctor Garcés
-Cabeza de Vaca desconfía de sus cercanos
Ni César Verástegui Ostos, ‘El Truco’, el que siempre intercedió en las buenas y en las malas por su jefecito exiliado en McAllen, Texas…
Ni Gerardo Peña Flores, el que siempre llega por la vía ‘pluri’ o de ‘rebote’ a los cargos que ha obtenido en su gris carrera política…
Ni Ismael García Cabeza de Vaca, ‘el hermano incómodo’ y ‘sin talento’ (como certeramente lo calificó el panista Arturo Soto) …
Ni Mariana Gómez Leal, su esposa, la que evidentemente no quiere meterse en más problemas y solo desea vivir en paz con sus hijos…
Ni menos para alguno de los que integraron su mediocre gabinete cuando fue gobernador…
Ni siquiera para un panista tamaulipeco, para alguien del sólido sur o alguno de sus esbirros de su grupúsculo de Reynosa…
Para nadie de ellos…
Todos se quedaron como ‘el chinito’: ‘nomás milando’…
Así los dejó el exiliado y apestado Francisco García Cabeza de Vaca a todos sus leales, sus socios y cómplices… los dejó con ‘las ganas’ de llegar al Congreso de San Lázaro en automático.
La herencia de la candidatura a diputado federal por la vía de la representación proporcional en el primer lugar del listado de Acción Nacional en la Segunda Circunscripción no fue para nadie de ellos.
El heredero, el beneficiario, el que apareció en el testamento político de Cabeza de Vaca fue un chihuahuense, un abogado oriundo de Chihuahua, un asesor jurídico que participó en su nefasto gobierno: Homero Alonso Flores Ordoñez, ex integrante de la Comisión de Justicia del CEN del PAN.
Su nombre lo cité en días recientes: Homero Flores Ordoñez fue el fracasado operador que mandó Cabeza de Vaca para hablar con los personajes que integran los círculos cercanos de tres de los cinco magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y ‘convencerlos’ (usted, estimado lector, ya debe imaginarse ‘el método’) de que votaran en contra del proyecto de Janine Otálora Malassis de tumbarle la virtual diputación plurinominal al exgobernador tamaulipeco.
La operación, tal como vimos en la votación final de los magistrados (cuatro a uno, a favor de eliminar a Cabeza de Vaca de la lista de candidatos del PAN a diputados federales de representación proporcional), fue fallida. Los maletines se quedaron sin abrir e imperó la ley.
El vínculo de Homero Flores Ordoñez con Cabeza de Vaca viene desde hace tiempo. El chihuahuense participó en el equipo jurídico de la insulsa administración estatal de los inexistentes vientos del cambio. Por esos tiempos, en el arranque de ese sexenio, un auténtico accidente de la historia tamaulipeca, Homero Flores Ordoñez fue propuesto como consejero nacional por el texano/reynosense.
Queda claro que previendo los líos legales que se le vienen encima (entre ellos, una posible detención emprendida por una corporación policiaca gringa), el exiliado decidió dejar la diputación federal en manos de quien fungirá como su abogado defensor en San Lázaro. Esa será la verdadera chamba de Homerito.
Sin embargo, queda una pregunta por resolver: ¿Por qué Cabeza de Vaca no dejó la diputación federal en uno de los suyos, en uno de los integrantes de su grupito seudo panista tamaulipeco?
La respuesta es muy simple: ¡¡¡Para no darles poder!!!
Esa es la razón: para no darles jugada en las ligas mayores de la política nacional del panismo, para que no tengan acceso a los pasillos del poder en Acción Nacional y evitar, de esa forma, que lo rebasen.
En otras palabras, Cabeza de Vaca, cuya conducta elemental por estos días es la de un delincuente acorralado, la de un pillo que está a la deriva, tiene miedo a que uno de los suyos (‘Truco’, Gerardo y hasta su propio carnal) lo traicione, lo desplace y lo hunda.
Por ese mismo motivo ha tratado a toda costa de torpedear a Chucho Nader y siempre le ha colocado todo tipo de obstáculos y trampas a fin de que el tampiqueño no tome los hilos del poder del PAN en Tamaulipas.
Ese es Cabeza de Vaca hoy en día: un exgobernador acorralado que desconfía hasta de sus más cercanos y que necesita con urgencia de un abogado defensor.
Ese abogado que lo defenderá a ultranza en la tribuna legislativa -si llega a ser necesario- es Homero Flores Ordoñez.