Por Oscar Díaz Salazar
En las últimas semanas nos hemos dado cuenta de lo difícil que está resultando dejar el poder para Francisco N.
Debe ser triste y complicado decirle adiós a una rutina de seis años, y más si en ese periodo se tuvieron experiencias muy emocionantes.
Veamos las cosas de las que no se quiere desprender el texano que experimenta sus últimos días como gobernador:
No se quiere desprender de las atenciones, de los lujos, de saber que puede tomar desiciones que son importantes para los tamaulipecos, del privilegio de mandar y ser obedecido.
Pero creo que le resulta más difícil desprenderse de las ganancias que obtiene de:
De los casinos, de las juntas de aguas y comapas, del transporte público pirata, de las obras públicas, de los migrantes, del contrabando, del güachicol, de los bancos de materiales, de los comedores industriales, de los aviadores, de la subrogación de servicios médicos, de los expendios de bebidas alcohólicas, de las universidades patito, de las policías (cuotas), de los contratos por prestación de servicios, de los sindicatos, del poder judicial, del presupuesto de comunicación social, de los contratos a consultores y asesores, de la compra de intangibles (planes, proyectos ejecutivos, programas), de las licencias de funcionamiento y cursos de capacitación de protección civil, de las inspecciones, multas y licencias sanitarias, de las rentas de inmuebles, de las becas, de los laudos, de la justicia laboral, de las placas, de las multas fiscales, de jinetear los fondos, de la compra de medicamentos, de las comisiones por pago, de la venta de plazas laborales, de las compensaciones rasuradas, de las plazas no ocupadas, de la aprobación de estudios de impacto ambiental, de las campañas de promoción turística simuladas, de los contratos para hacer proyectos turísticos, de la fiscalía, de la venta de candidaturas, de la aprobación de cuentas públicas, de la gestión de diversos asuntos (coyoteaje), de las tiendas escolares, de los retenes en las carreteras, de los hospitales COVID, de la venta de concesiones para taxi y transporte colectivo, de la venta de fíats de Notario Público, del robo de energía eléctrica, de la participación en el negocio de alquilar inmuebles (torre de gobierno y oficina fiscal de Reynosa), de las oficinas fiscales, de la compra – venta de terrenos, expropiados con el pretexto de fomento al turismo, de las cuotas en las dependencias más lucrativas, de los contratos de mantenimiento, cobrados pero jamás realizados, del alquiler de vehículos y camionetas blindadas, del alquiler de equipo para los C4, de los penales.
En el entendido de que mi visión es limitada, lo invito a completar esta reseña, con los negocios no considerados en el texto.