Por María Jaramillo
Hasta pronto Rubén Dueñas
Rubén Dueñas Arizmendi, nacido en Nuevo Laredo, falleció esta noche en su casa de aquí, en la Nueva Era.
Periodista de casi toda la vida, llegó a Victoria cuando se abrió el periódico La Verdad, tambien fue corresponsal de El Heraldo de México (Gracias Marco Antonio Vázquez por la corrección)
Pero antes fue empleado del ISSSTE en la Ciudad de México.
Alguna vez me contó, cuando yo, osada le pregunté porqué no acudía al médico para que se tratará su sordera, y él me explicó que su problema no tenía remedio.
Alguien, alguna vez hizo un disparo muy cerquita que le provocó un sangrado del interior de su oído y luego sobrevino la sordera.
Lo ví la última vez en el café del Chino, hace algunos meses cuando falleció mi queridísima Lulú. Casi no hizo caso del saludo, muy apenas volteo a vernos y su alto tono de voz, estaba increíblemente suavizado, quizá en honor de nuestra amiga.
Con Dueñas me unía una amistad nacida del periodismo pero también porque sus hijas y las mías prácticamente crecieron a la par.
A Sara y sus hijas las abrazo a la distancia.
Rubén solía decirme una y otra vez “¿Mary verdad que tú eres rojilla?” e invariablemente le respondía; hasta que me muera.
Rubén era un hombre de derechas , y a veces por su sordera, impertinente, pero sobre todas las cosas, respetuoso.
Morir sobre el teclado de su computadora escribiendo, solo demuestra que el periodista lo es hasta su último aliento.
Descansa de tus afanes Rubén Dueñas Arizmendi, que la tierra te sea leve.