Por Dr. Alfonso De León Perales
A MI HIJO
Hijo mío; hoy que ya eres mayor
y al ver tanta alegría en tu mirada;
me remonto hasta aquellos años mozos,
en que feliz aguardaba tu llegada!
Apenas y advertimos tu presencia,
noches enteras contigo platicaba;
con el vientre de tu madre como almohada,
me extasié con el latir de tu existencia.
Quizás no pueda transmitir lo que se siente,
más cada padre ha escuchado ese murmullo;
un coro de ángeles que viene desde el cielo,
a partir que ve la vida un hijo suyo.
Grandioso fue vivir aquel momento,
que en mis brazos te llevé por vez primera;
un trocito de mi, tan tierno y frágil!
con esos ojos cautivando mi alma entera!
Luego aquella emoción indescriptible,
el oírte balbucear “papá” me enternecía;
un disílabo!… la palabra más sencilla,
mas para mí, fue como una sinfonía.
Llegó el tiempo de juego y travesuras y,
fuiste un niño en la extensión de la palabra;
tu carita tan feliz… cómo olvidarla?
si el juguete que deseabas te obsequiaba.
Muchas veces los temores me acecharon;
si enfermabas… ó en las noches de desvelo!
tuve miedo de perderte… lo confieso;
pero a Dios siempre le hablé y me dió sosiego.
Después corriste… muy rápido creciste!
a mí me pareció que fue un momento;
y fuiste el joven varonil de noble gesto,
que ya afeitaba su faz frente al espejo!
No me di cuenta que de mi te desprendías!
entre más madurabas… más te ibas!
yo ocupado en mis múltiples trabajos
y tú… tan lleno de proyectos en la vida!
Como extraño de verdad aquellos días!
en que corrías veloz por ésta casa;
el cereal luminoso que adorabas!
y las noches en que inquieto nos buscabas.
Sé… lo dispuesto que estás a abrir tus alas,
es la ley de la vida!… y lo comprendo!
pero no quiero que olvides a tu padre
y a esa dulce mujer que es tu madre!
Dolerá la soledad, sí!… en ocasiones,
mas nos quedan de recurso los recuerdos;
una llamada, una visita, algún… los quiero!
y el poderte abrazar será mi anhelo.
Pero nada se compara con el sueño,
de ver tu rostro reflejado en un pequeño!
que a su abuela la colme de caricias
y que a mí me haga llorar… con su sonrisa!