Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. Ante las expectativas generadas por el triunfo de Donald Trump en la Presidencia de los Estados Unidos, la política migratoria de México se ha modificado: Ahora se trata de detener el flujo de extranjeros que utilizan territorio nacional para llegar a los Estados Unidos, aún cuando se violen sus garantías individuales.
Al respecto, el Presidente de la Asociación Internacional de Derechos Humanos (AIDH), Fortino López Balcázar, apuntó que la amenaza de Trump de deportar a sus países de origen a miles de migrantes ilegales ha provocado mucho revuelo y preocupación.
Mientras que en Tapachula y otros puntos de la frontera sur la ola migrante no se detiene, el cierre de la frontera anunciado por el próximo gobierno norteamericano hace pensar en el cierre de programas como CBPOne.
Ante esto, se preparan nuevas caravanas de migrantes con miras a arribar a la frontera norte de México y esperar aquí que se resuelva su estatus migratorio.
López Balcázar mencionó que posiblemente, en los próximos días, antes de febrero, arriben a Reynosa más de mil personas provenientes de países centro y sudamericanos, muchos de los cuales aplicaron desde sus países en el CBPOne.
A la fecha, sostuvo que en los dos albergues de migrantes, Senda de Vida I y II, hay un poco más de mil migrantes, y una cantidad parecida dispersos por la ciudad.
En caso de que se elimine el programa, todos esos migrantes quedarán varados en esta frontera, sin posibilidades por el momento de solicitar el asilo político.
Para Fortino López, la situación en nuestro país es grave, porque las autoridades migratorias están haciendo redadas.
No pueden detenerlos en Tapachula, pero cuando salen en grupos hacia los Estados del norte, en el camino son detenidos para “ayudarlos”, pero en realidad son regresados a Chiapas para que esperen ahí el resolutivo del gobierno nortemaricano.
Pero además, quienes lograron entrar a los Estados Unidos mediante la aplicación y están en aquel país en espera de obtener el asilo, es posible que sean enviados a México o a su país en tanto se resuelve su solicitud, como se hacía anteriormente durante el primer período de Trump.
“Esta es otra preocupación igual y tendrían que hacerse un acuerdo con México, ya que no es posible que los regresen unilateralmente y por otro lado, en México ya hay redadas para detener a toda la migración, a las redadas que vienen de Tapachula a la frontera”-dijo.
Agregó que en México una de las políticas que se aplican es retener a todos los migrantes e impedir que lleguen a la frontera, de acuerdo con la política de Estados Unidos.
De esa forma, el Gobierno Federal entra en un conflicto porque, mientras por un lado las leyes mexicanas otorgan libertad de tránsito, por otro lado son detenidos arbitrariamente, violentando sus derechos humanos.
“En México hay volantas en todo el territorio nacional-apuntó el representante de AIDH-, y en la frontera sur, en Tapachula, si bien es cierto que es frontera libre, entran a territorio nacional pero nada más ahí permanecen. Y ya la población mexicana no soporta a los extranjeros, porque es mucha gente que llega, que tiene necesidades y no hay albergues por parte del Gobierno. Sin embargo, México lo que está haciendo es permitir que avancen a territorio nacional, porque ahí no los pueden detener. Pero una vez que van avanzando por territorio nacional, se van dividiendo, se van haciendo menos y son más vulnerables. Los van deteniendo y los van regresando, ya sea a Tapachula o deportando a sus países de origen. El objetivo es que ningún migrante que entra por la frontera sur llegue a la frontera norte”.