Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Viacrucis

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Por Pegaso

“Hoy es viernes, Santo”,-dice un conocido meme que incluye la fotografía de El Enmascarado de Plata.

Hoy es viernes santo, según la tradición judeocristiana.

La Semana Santa es un conjunto de celebraciones religiosas que se hace la última semana de Cuaresma, entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección.

Las festividades conmemoran los últimos momentos de la vida de Jesús de Nazareth, y generalmente se representa en los templos y congregaciones religiosas mediante un Viacrucis Viviente.

Jesús, el histórico, sí existió.

Era un cuate que nació en Belén, en la región de Galilea, lo que hoy es Israel. Fue hijo de un tal José y una tal María. Ella va a planchar muy humildemente la ropa que goza la mujer hermosa del terrateniente…

Bueno, esa es una canción, pero la verdad es que la vida de Jesús en la infancia no fue nada fácil.

Su padre fue carpintero y desde muy chico lo inició en esa actividad.

Parte de su juventud no la relata ninguno de los escritores del Nuevo Testamento, ni aún la tradición oral la refiere.

Se aparece de pronto, ya con treinta y dos años, dando sermones en los montes y en el desierto a los habitantes de los pequeños pueblos ubicados a la orilla del río Jordán y el mar Muerto.

No era feo, pero tampoco era guapo, como lo pintan en los cuadros: Ojos de color, cachetoncito,  cabello rubio y barba bien cuidada.

Por el contrario, se parecía más al tipo semita común: Nariz grande y aguileña, rostro delgado, frente amplia, barba negra e hirsuta, cabello negro alborotado, flaco correoso, de altura mediana, vestido con túnica que casi nunca lavaba, huaraches de correa o descalzo. Como el resto de los judíos, pocas veces se bañaba, porque el agua limpia era escasa. Si bien les iba, se metían a quitarse el polvo del desierto en el Jordán.

Total, empezó a predicar después de ser ungido por Juan el Bautista. Su carisma y facilidad de palabra le atrajeron muchos simpatizantes, y pronto se vio rodeado de apóstoles y seguidores.

Quienes estudian al Jesús histórico, no al canónico, están seguros que nunca hizo un milagro en su vida.

Fueron los chimengüenchones autores del Evangelio –Juan, Lucas, Mateo, Marcos- los que exageraron un poquitín, cuando dicen que caminó sobre el agua, que convirtió el agua común en vino, que hizo brotar el líquido de una roca o que curó a un enfermo.

Haiga sido como haiga sido, los romanos, que no querían broncas con los judíos, les hicieron caso a los doctores de la fe, que eran los que mandaban galleta en los templos y sinagogas de aquel entonces.

Lo gancharon porque dicen que decía que era el Mesías y el Hijo de Dios. Luego, en un juicio que se le hizo, Poncio Pilatos, el pretor romano, se lavó las manos y dijo que la culpa recaería en los judíos que condenaban de ese modo a un inocente.

Luego, lo acusaron de haber recibido en donación un rancho de sus padres, que estaban enfermos de cáncer y Judas lo acusó para que los inquisidores romanos lo obligaran a cargar su propia cruz sobre los hombros, colocándole una corona de espinas sobre la cabeza y clavándolo en ella, en la parte más alta del estrado del INE… ¡Oh, oh! Creo que ya estoy confundiendo un poco las cosas.

Mejor los dejo con el refrán estilo Pegaso: “Cada individuo traslada su particular madero”. (Cada quien carga su propia cruz).