Por Pegaso
Ya que el peso -la unidad monetaria de México- continúa perdiendo terreno frente al dólar, me uno a la sugerencia de mi amigo Chano Campos de que cambiemos de moneda.
El varo debe ser nuestra divisa, ya que por datos históricos, su fortaleza ha sido muy superior a la del triste y vilipendiado peso que usamos en la actualidad.
Antes, cuando era respetado en el mundo, la moneda de veinte centavos estaba hecha de un 95% de cobre y pesaba 10 gramos. Tenía el escudo nacional en el anverso y en el frente, la figura de una pirámide, coronada con un gorro frigio en señal de libertad.
El varo, la unidad monetaria mexicana de 1957 a 1967 era de aleación de plata con cobre y zinc, tenía un peso de 16 gramos y un diámetro de 34.5 milímetros. Tenía el escudo nacional y la efigie de José María Morelos y Pavón en el frente.
Pero antes de eso, mucho antes, llegamos a tener monedas de plata y centenarios de oro.
Recuerdo, cuando era un Pegaso chaval, allá, en mi ciudad natal, México, Distrito Federal, mi papá, cuando se iba al trabajo, nos formaba a cuatro o cinco chiquillos de la vecindad, y al llegar a la esquina, tomaba una de esas monedas grandotas de a veinte que traía en la bolsa y la aventaba rodando hasta donde estábamos nosotros. El que lograra agarrar primero la moneda, tenía garantizada la golosina de ese día.
Eran los tiempos en que al peso se le llamaba varo, a nivel del populacho.
Para pedir prestados cinco pesos, decíamos: “Mira, valedor, ando muy amolado. Préstame 5 varos y te los regreso cuando raye”.
El varo debe regresar como unidad monetaria del país, dice Chano Campos, y yo lo secundo.
Hace algunos años, cuando aún estaba como titular de la oficina de información de Caminos y Puentes Federales de Ingresos, en la Delegación Reynosa, el reconocido economista Alberto González Karam me decía que dentro de poco tiempo se tendría que designar una sola moneda para todo el continente americano.
Y si en Europa la moneda común es el Euro, en América sería el Ámero.
Aunque hubo propuestas y negociaciones, nunca se llegó a una acuerdo entre los países, supongo que por diferencias económicas e ideológicas que aún privan en nuestro continente.
Pues bien. Óiganlo, ministros de economía, desde Canadá hasta la Patagonia: Propongo que el varo se convierta en esa ansiada divisa.
El primer paso sería, por supuesto, que el Gobierno de México lo retome como su unidad monetaria y después, hacer la propuesta ante los demás países para homologar su uso en todo el continente.
¿Qué beneficios habría con el varo como moneda común?
Bueno. Dejaríamos de depender del dólar, moneda que actualmente está más desacreditada que Ana Gabriela Guevara.
Además, el Banco Central de México empezaría a emitir varos de acuerdo con la demanda de cada país y eso permitirá apuntalar nuestras exportaciones.
En fin. Ahí está la propuesta. Ya quedará en manos del próximo gobierno mexicano adoptarla o desecharla.
Por lo pronto, vámonos con el refrán estilo Pegaso, cortesía de JOLOPO: “¡Ampararé la unidad monetaria mexicana de manera similar a como lo hace un cánido!” (¡Defenderé el peso como un perro!)