Por Pegaso
La Organización de las Naciones Unidas define como terrorismo a “los actos de intimidación o coerción de poblaciones o gobiernos mediante la amenaza o la violencia. El terrorismo y el extremismo violento violan los derechos humanos y las libertades fundamentales de grupos de personas. No obstante, los Estados definen al terrorismo de maneras diferentes y a veces ambiguas, por lo que la legislación nacional no siempre protege los derechos humanos de los ciudadanos”.
Ayer, el Secretario de Seguridad Pública de Culiacán, Gerardo Mérida Sánchez dijo que a pesar de confirmarse la detonación de explosivos que quitaron la vida a un hombre en Eldorado y los casos subsecuentes de supuestos artefactos explosivos dejados en varios sectores de la entidad, “aún no se puede llamar terrorismo”.
Y mucha gente se pregunta: Entonces, ¿hasta cuándo sí se podrá llamar terrorismo al estado de zozobra en que los grupos de la delincuencia organizada tienen sometidos a todos los habitantes de este país?
Generalmente pensamos en terrorismo cuando escuchamos las noticias de atentados con coches bomba o ataques a la población en otros países con artefactos explosivos.
Aunque esto abarca toda una serie de complejas amenazas, según la definición que maneja la Interpol.
“El terrorismo organizado en zonas de conflicto, los combatientes terroristas extranjeros, los “lobos solitarios” radicalizados y los atentados con materiales químicos, biológicos, radioactivos, nucleares y explosivos”, todos esos factores son considerados como elementos del terrorismo.
Por esa razón el Gobierno de Estados Unidos ha puesto la etiqueta de “terroristas” a los cárteles mexicano. Ahora, con la llegada al poder de Donald Trump, se esperan acciones punitivas contra lo que se considera una amenaza a su país.
No necesariamente debemos ser como Libia, Iraq, Afganistán o Israel, donde siempre hay conflictos armados, para que ocurran hechos que pueden calificarse como terrorismo.
Tan solo el despliegue de ejércitos clandestinos ya es una muestra de extremismo violento.
La Constitución Política de nuestro país indica que solo debe haber un Ejército, pero a lo largo y ancho del territorio nacional hay centenares de grupos armados hasta los dientes.
Recientemente se dio a conocer la noticia de que los cárteles de la droga mexicanos han contratado los servicios de milicianos, combatientes o mercenarios de países sudamericanos, expertos en el uso de explosivos y tácticas terroristas.
¿Cuándo, pues, se reconocerá que en México ya hay terrorismo?
No se debe esperar a que un grupo criminal secuestre un avión y se estrelle contra la Torre de PEMEX o algún otro rascacielos de la Ciudad de México para actuar en consecuencia.
El terrorismo también se da a ras del suelo. Existen comunidades enteras sumidas en la desesperación y el miedo constante.
Pienso que hay diferentes categorías e intensidades de terrorismo, pero a final de cuentas, se trata de lo mismo: Mantener en zozobra a la población.
Viene el refrán estilo Pegaso: “El temor se abstiene de mantenerse en asno”. (El miedo no anda en burro).