Por Pegaso
Oigan. ¿Será verdad o será mentira? Anda el rumor de que el aún gobernador desaforado Cabeza de Vaca pretende demandar al juez que liberó la orden de aprehensión a solicitud de la Fiscalía General de la República por los delitos de delincuencia organizada, defraudación fiscal y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
La verdad es que el juez se ciñó a lo que dicta la Constitución, puesto que al haber un Dictamen del Tribunal de Procedencia en que se constituyó la Cámara de Diputados, no había ningún impedimento legal, en el lapso de tiempo entre la emisión de la orden de desafuero y el blindaje chafa que le fabricó el Congreso del Estado.
Si no me equivoco, la Constitución dice que un Dictamen de Procedencia es definitivo e inatacable, cuando hay elementos suficientes para desaforar a un gobernante o legislador.
Lo único que se puede hacer, en todo caso, es retrasar el tema del desafuero, tal como ocurrió con Cabeza de Vaca, con la salvedad de que tuvo que vomitar cantidades enormes de dinero para pagarles a los jueces corruptos y ganar el tiempo necesario para el pisa y corre.
Sería interesante investigar las finanzas de los magistrados para ver cuánto dinero entró en sus cuentas bancarias particulares en los últimos meses. A menos que los angelitos estén blindados para que ninguna autoridad pueda hacerles una auditoría.
Yo sí le doy un aplauso al equipo de asesores legales que tiene Cabeza de Vaca, surgidos de los más recónditos rincones de “El Yunque”, porque hallaron la forma no de atacar el Dictamen de Procedencia, sino de sacarle la vueltecita.
Esa fórmula la dejan como herencia a los futuros gobernantes, que podrán hacer lo que quieran, como quieran y cuando quieran, porque la ley nunca los va a alcanzar.
Basta argumentar que son perseguidos políticos, o que se está violando la autonomía del Estado, dar un billetón a los jueces y éstos se harán de la vista gorda, limpiándose el trasero con las sacrosantas páginas de la Constitución.
La cosa es así: Si no tengo la mayoría en el Congreso, compro a los diputados opositores más hambreados, a las perras flacas. Ya con el Congreso controlado, puedo hacer prácticamente lo que se me dé mi regalada gana sin temor a que se me castigue.
Porque los delitos por los cuales se le acusa, ahí están. Se cometieron. Lo que pasa es que se amparó tras el escudo de los serviles legisladores del PAN y el PRI.
Lo bueno de todo esto es que esa fórmula la descubrió en sus últimos años de Gobierno.
Me pregunto qué habría pasado si desde el primer año de su mandato hubiera sabido cómo burlar un dictamen de un Tribunal de Procedencia, que se supone, son definitivos e inatacables.
Hubiera sido un rey… ¡qué digo rey! Un jeque, un maharajá.
Ahorita tendría más billetes que Elon Musk, Bill Gates, Warren Buffet y Larry Page juntos.
Carlos Slim le limpiaría los zapatos y Garza Lagüera le traería los mandados.
De humilde chamoyero, a todo un potentado mundial.
Y así, sí creo que tendría para comprar no solo la Presidencia de México, como era su propósito, sino hasta para poner nuevamente a su cuatacho Donald Trump en la Casa Blanca.
Pero como dicen, Diosito no les dio alas a los alacranes.
Solo hay que esperar a que el partido gobernante a partir del 1 de octubre, MORENA, recupere la mayoría del Congreso y retache todas las barbaridades y barrabasadas anticonstitucionales cometidas por la pandilla de rufianes que le hicieron el juego al peor gobernador que ha tenido Tamaulipas. ¡Y vamos que también estamos contando a Cumbiazos Lerma, a la Tommy Yarrington y al Caremorsa Egidio Torre, que no eran unos niños de pecho en eso de robar y hacer trafiques!
Por eso, los dejo con el refrán estilo Pegaso: “Cada antropoide a su soga”. (Cada chango a su mecate).
(Con el crédito de la caricatura a Antonio Rodríguez @rodriguezmonos. Caricatura publicada en el periódico La Voz de Michoacán).