Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Soplido

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Por Pegaso

Oigan. No creo que la brillante idea que tuvieron algunas personas de Quintana Roo para desviar el Huracán “Beryl”, consistente en juntarse una bola de gente para soplar en dirección del meteoro, vaya a ser de alguna utilidad.

La convocatoria se hizo por medio de las redes sociales y rápidamente se hizo viral por lo absurdo.

Es como si quisieras detener un tren de chorromil vagones que va a 500 kilómetros por hora con la punta del dedo meñique.

La única forma en que, creo, podría funcionar tal disparate, es si se juntaran Supermán, Hulk, Gokú, King Kong y Godzilla, pero no creo que estén dispuestos a congregarse en Playa del Carmen para hacer el intento.

Ni el Lobo Feroz, cuando sopló con tanta fuerza que tumbó la casa de Violinista, que era de paja, luego la de Flautista, que era de madera, pero no pudo derrumbar la de Práctico, porque era de ladrillo…

Cuando leí por primera vez esa “noticia” publicada en un portal de Quintana Roo, creo que se llama “ElMomentoYucatán.mx”, me causó algo de risa y mucho de pena ajena.

Pasaron las horas y seguía viendo en las redes sociales cómo se reproducía una y otra vez, como algo curioso, pero a la vez absurdo.

El Huracán “Beryl” impactará la Península de Yucatán el próximo viernes, aunque se junten millones de personas a soplar.

No dudo ni tantito que vaya mucha gente a hacerlo, solo por el hecho de parecerle algo cool, para tomarse la selfie al momento de expulsar el aire con dirección al meteoro.

Sobrarán fotos de ese tipo. Pero, ¿saben qué? Para desviar un ciclón de ese tamaño se necesitaría detonar varias bombas atómicas para que choque contra el aire caliente de miles de millones de grados centígrados. O bien, un anticiclón.

La Naturaleza es tan exacta que siempre tiende al equilibrio. De esa manera, hay huracanes, ciclones y tifones que pueden chocar contra un sistema de alta presión proveniente del norte, llamados anticiclones y retornar al mar o desviarse hacia el norte o hacia el sur.

En Tampico dicen que son los marcianos, quienes tienen una base en el fondo del mar y que cuando viene algún fenómeno tropical, salen y le avientan un rayo verde para que se vaya a otra parte.

No. Lo que pasa es que hay algunos lugares donde los anticiclones o sistemas de alta presión son más frecuentes.

En Reynosa, por ejemplo, no ha pegado de lleno un huracán desde 1967, cuando el “Behulla” azotó con gran fuerza y provocó inundaciones severas, y no decimos que tenemos marcianos que nos protegen.

“Gilberto” entró por La Pesca y desaguó en Monterrey, “Alex” nos pasó rozando y recientemente, la Tormenta Tropical “Alberto” se fue para el norte de Veracruz.

Yo sostengo la tesis de que los huracanes y demás fenómenos tropicales tienden a afectar en el litoral del Golfo el centro y norte de Veracruz entre junio y primeros de julio, de la mitad para arriba del litoral tamaulipeco entre julio, agosto y parte de septiembre, las costas de Texas y Luisiana de la segunda quincena de septiembre hasta mediados de octubre, y de ahí en adelante, suben hasta Florida y las Carolinas, gracias en parte a los anticiclones que se presentan más seguido conforme avanza el año y a la fuerza de Coriolis, que los impulsa a seguir trayectorias más o menos predecibles.

No me lo crean. Sigan diciendo que los marcianos son los responsables de que no azoten huracanes en Tampico.

Lo que sí puedo asegurar es que con soplidos “Beryl” no se va a desviar.

Quédense con el refrán estilo Pegaso que dice así: “Evita que observen tu rostro de aborigen”. (Que no te vean la cara de indio).