Por Pegaso
A continuación, una clase magistral en torno a los sistemas políticos y cómo éstos determinan nuestra forma de vida.
Este conocimiento que pondré a disposición de mis dos o tres lectores ipso facto es de vital importancia para chairos y fifís, sin distingo alguno.
En los siguientes renglones analizaré qué nos da y qué nos quitan los dos principales sistemas políticos que en el mundo hay en la actualidad: El capitalismo y el socialismo.
CAPITALISMO:
-Nos da toda la libertad que permiten las leyes.
-Nos da gobiernos democráticos.
-Nos da la posibilidad de mejorar nuestra situación económica.
-Nos da un abanico muy amplio de productos que podemos adquirir, incluyendo los de lujo.
-Si tenemos capacidades o habilidades especiales, podemos acumular muchas riquezas.
-Hay opción para obtener servicios de salud gratuitos o de paga.
-Hay opción de obtener servicios educativos gratuitos o de paga.
-Nos quita justicia social.
-Las libertades pueden convertirse en libertinaje y los gobernantes abusar del poder que les confiere la ciudadanía.
-Nos provoca frustración, porque no todos podemos adquirir lo que deseamos.
-Aumenta los índices de criminalidad, ya que las clases bajas buscan arrebatar dinero o bienes a quienes los poseen.
-Ya que la gran mayoría de las personas no cuentan con habilidades especiales, difícilmente saldrán de la clase media o baja.
SOCIALISMO:
-Hay un control casi absoluto de nuestro trabajo y nuestras vidas.
-Nos quita la libertad de pensamiento y expresión.
-Quita al ciudadano la capacidad de elegir a sus representantes.
-Impide que haya un libre mercado, donde cada quien pueda comprar lo que desea.
-Proporciona educación gratuita de buen nivel.
-Proporciona salud gratuita de buen nivel.
-Sus gobernantes suelen ser figuras carismáticas y autoritarias.
Así pues, hay importantes diferencias entre un sistema y otro.
Para el mexicano promedio, al que le gusta el desmadre y el jolgorio, es difícil pensar que pueda acostumbrarse a un sistema socialista.
Nada más piensen: Ya no van a tener su carnita asada con sus chescos o sus chelas, ya no podrán perrear en las pachangas, tendrán un solo par de zapatos, un pantalón, una camisa y unos choninos que les dará gratis el gobierno; la escuela y los hospitales saldrán gratis, tendrán que conformarse con un kilo de carne mensual que les asignará el Ministerio de Economía, una bolsa de frijoles con gorgojos, dos litros de leche, un kilo de tortillas y dos kilos de tomates (por persona).
El resto del mes, tendrán que comer de lo que puedan cultivar en sus huertecitos familiares, de las variedades que permita el gobierno, además, no podrá siquiera ir a pescar y a cazar para llevar algo más de carne para los suyos porque estará prohibido.
La verdad es que ya estamos acostumbrados a vivir bajo un sistema democrático, donde las leyes incluso llegan a ser permisivas. Hay más libertades en México que en Estados Unidos o Europa.
Aquí, si vas por la calle y le chiflas a una chamacona, no hay bronca (a menos que sea una feminazi). Pero en Estados Unidos, si haces lo mismo, te acusará de acoso, te llevará a la corte, te pedirá una indemnización de miles de dólares por reparación de daños y atención psicológica.
México es aún libre, pero está a un tris de dejar de serlo.
Bien decía Platón en La República: De las monarquías nacen las oligarquías, de las oligarquías nacen las democracias y de las democracias nacen las autocracias (llamadas también tiranías o dictaduras).
No me lo crean a mí. Lean a Platón.
Los dejo con el refrán estilo Pegasiux: “¡Como los Estados Unidos Mexicanos no existe un par!” (¡Como México no hay dos!)