Por Pegaso
Ahora resulta que el pelón Salinas obtuvo la nacionalidad española porque es descendiente de sefardíes, es decir, de los judíos que fueron expulsados de España en el Siglo XV.
El país del chorizo y la paella aprobó en el 2013 una nueva ley que otorga ese beneficio al citado grupo étnico.
Y qué bueno. Ya el Peje aplaudió tal cosa porque ahora sí nos vamos a poder sacudir de una vez por todas al causante de muchas de nuestras desgracias, además de que es señalado por muchos como el autor intelectual del ex candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Para entrar en contexto, les diré que los sefardís, sefardíes o sefarditas son los judíos que vivieron en Castilla y Aragón, España, hasta su expulsión en 1492 por los Reyes Católicos, doña Chabela y don Fer.
O sea, que mientras le daban a Cristóbal Colón las tres carabelas para que descubriera América, a los judíos les hacían el fuchi y los expulsaban de su territorio.
Sefardí significa “los judíos de Sefarad”. Sefarad era como se conocía en su lengua a una parte de la España medieval.
Tras su salida de la península Ibérica, se desperdigaron por el mundo. Unos se regresaron a su tierra, Israel, otros se fueron a Francia y otros países europeos. Sus descendientes viven ahora en casi todo el mundo, incluyendo Estados Unidos, Argentina, Canadá, Turquía, Brasil, México, Chile, Colombia, marruecos, Perú, Túnez, Países Bajos, Panamá e Italia, donde han progresado y son de las familias más ricas.
Mucho antes de ser expulsados de España, los judíos realizaron lo que se conoce como “la diáspora”, es decir, migraciones en masa, como consecuencia de la ocupación romana.
De esa manera, llegaron a fundar ciudades españolas como Ávila, Burgos, Córdoba, Granada, León, Málaga, Segovia, Castilla y Toledo, lo que da una idea de la importancia que tenía el pueblo judío en aquel entonces.
Pero volvamos al tema del pelón pelonete.
Yo pienso que ojalá debió tramitar la nacionalidad timbuctú, o la siberiana, para que se fuera lo más lejos posible y dejara de seguir ocasionando daños a México.
Se dice, no me lo crean, que él es el que sigue mandando galleta en el país, a pesar de todos los pesares.
La teoría conspiranoica indica que hay un gobierno mundial que pone y quita presidentes como si se tratara de calcetines. Para ello, no reparan en el asesinato o los golpes de estado.
Y en México, Salinas De Gortari es el representante de esa tenebrosa organización. No se mueve nada si no es supervisado por el cabeza de rodilla, desde narcotráfico, sindicalismo, partidos políticos, bancos y empresas.
Al igual que ocurre en los Estados Unidos, donde un Sindicato tiene el control absoluto y el Gobierno es solo una fachada, en México todo está fríamente calculado, como decía El Chapulín Colorado.
A estas alturas, ellos ya saben quién será el próximo Presidente de la República y cómo se manejarán temas tan delicados como el crimen organizado y la economía.
Pero todo esto es parte de la calenturienta imaginación de los conspiranoicos, que quién sabe de dónde sacan tanta mafufada.
Por cierto, si usted es descendiente de sefardíes, la solicitud para la nacionalización española está en Internet, y solo necesita su documentación personal, comprobante de residencia actual y varias pruebas genéticas para corroborar que, efectivamente, sus tátara-tatara-tatarabuelos sí formaron parte de ese grupo étnico en España hasta antes de 1492.
Los dejo con el refrán estilo Pegaso: “¿A qué lugar te diriges que adquieras plusvalía?” (¿A dónde vas que más valgas?)