Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Reelección

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Por Pegaso

¡¿Quihúbo?! ¿Ven? Se los he venido diciendo desde el principio de este gobierno: El cabecita de algodón, conocido también como ALMO, Pejidente o YSQ, buscará la reeleción.

Ese ha sido su Plan A desde siempre.

Y como dijo Chente Fernández en su gustada canción La Ley de la Vida: “Yo predije una vez tu destino y lo dije nomás de puntada; y parece que soy adivino, cada cosa salió dibujada…”

Pero no. No soy adivino, arúspice, oraculero, pitoniso, augur, nigromante, cartomanciano, brujo, chamán o astrólogo, con capacidad de ver el porvenir, simplemente un columnista bien plantado en la realidad, consciente de los patrones de comportamiento de nuestros gobernantes y gobiernos.

Ahora anda diciendo que si el pueblo quiere, se va a reelegir. Que si el pueblo sabio lo pide, se hará una consulta para modificar la ley y poder seguir otros seis añitos al frente del gobierno.

También lo dije hace unos días, cuando hacía mención que el Presidente de El Salvador, Nayib Bukele solicitaría licencia al cargo para buscar la reelección en su país, donde sí se permite.

Y escribí en esa ocasión que qué bueno que le prestara los huevos al cabecita de algodón para que combatiera a la delincuencia con el mismo ímpetu, pero que no se le ocurriera seguir su ejemplo y buscar la reelección.

A como lo vemos, solo una de esas dos cosas buscará ALMO: Va por un nuevo sexenio él mismo.

Lo que no sé es si le alcancen los tiempos, porque la campaña electoral ya está a tiro de piedra y tendría que ser un golpe de timón vía super fast track para que pasara a como dé lugar.

Para eso tiene en el Congreso a sus marionetas, como Frenández Norroña, quien, a pesar de haber sido defraudado en el proceso interno y haber tenido que agacharse ante el poder, aún le lame las suelas a YSQ y lo califica como el mejor Presidente que ha tenido México.

Pero eso no es cierto. El bocón se equivoca. Tal vez ALMO sea el mejor Presidente para los 30 millones de personas que votaron por él y que cada vez son menos, a pesar de la pensión que reparte entre casi 12 millones de viejitos.

En México somos 127 millones de habitantes. Si le quitamos los 30, somos casi 100 millones los que no estamos representados por él. Pero concediendo que la mitad no votan, todavía quedan 50 millones, que son mayoría frente a los 30, que no lo apoyan o que están indiferentes.

Ahora bien, la joya de la corona para este gobierno son las pensiones que se entregan con fines electoreros.

El 87% de los que la reciben, la usan para pagar sus medicinas. Medicinas que deben recibir gratis del Gobierno Federal, porque es su obligación. Entonces, ¿dónde está el beneficio? Es como un caballo de Troya que ha sido hábilmente introducido en la mente de millones de mexicanos.

La llamada Pensión Bienestar no ha permitido superar, en términos reales, los niveles de pobreza del país.

Sí. Los Cuervos de la Nación llegan a las casas de los beneficiarios a hacer censos y le dicen a los viejitos: “Usted diga que ya no es pobre, porque recibe una pensión de 4 mil pesos cada bimestre. Con eso, usted ya puso piso de cemento, ya construyó su casa de material, tiene agua, luz, teléfono, Internet, streaming y otros servicios, ya se compró un Tsurito, tiene una cuentecita bancaria y ya se puede dar algunos lujillos y hasta comprarle ropa nueva a sus hijos y nietos”.

Con eso, las estadísticas de pobreza disminuyen artificialmente en un porcentaje que le permite al actual Gobierno presumir de ese logro.

Y es falso que los niveles de inflación vayan bajando. Yo voy todos los días a la tienda y me sale lo mismo, o un poquito más cada vez.

No sé si Norroña tenga un filtro que le impida ver la realidad, como muchos otros que han caído seducidos por una retórica chocante y retrógrada, lo que sí sé es que veo un país dividido al extremo, con bandas del crimen organizado por todos lados, actuando de manera impune, con miles de desaparecidos o asesinados y con un gobierno indiferente.

Es el México que veo.

Viene el refrán estilo Pegaso: “Ni para cuál sitio desplazarte). (Ni pa’ dónde te hagas).