Por Pegaso
Hoy estamos a 25 de septiembre.
Durante la semana del 16 al 23, alguna o algunos usuarios se dedicaron a subir a las redes sociales que el 23 de este mes, es decir, el sábado pasado, tendría lugar el llamado “Rapto” que describe la Biblia en el libro de Corintos.
Pasaban escenas de la película llamada precisamente “Apocalipsis, El Rapto”, donde se ve cómo las personas desaparecen sin explicación aparente, dejando sus ropas y artículos personales tirados en el suelo.
El Rapto, o Gran Arrebatamiento, sucederá de acuerdo con La Bliblia al final de los tiempos.
Hubo algunos que aseguraron que el rapto ocurriría precisamente el sábado 23 de septiembre, porque vieron un capítulo de Los Simpsons donde está el número 923 (día 23 del noveno mes) y donde se recrea una de esas escenas.
Total. Pasó el día 23 y no ocurrió nada, como siempre que dicen que el mundo se acabará, que un cometa se estrellará en la tierra o que viene El Anticristo, como lo anticipa La Biblia.
El 24 me pregunté: “Bueno, ¿y dónde están los que decían que iba a ocurrir el rapto? ¿Acaso ellos fueron los únicos a los que raptaron? Porque luego de esa fecha ya ni sus luces…”
Me gustaría encontrarme con uno de ellos y restregárselo en su cara: “A ver, Fulano, ¿qué era lo que decías?
Pero como generalmente son individuos que actúan en la oscuridad, de manera anónima, no hay forma de identificarlos para hacerles ver su error y que dejen de difundir tanta estupidez.
Porque realmente hay gente que se la cree.
Hay una cantidad enorme de contenido en las redes sociales con respecto a lo atinado que son Los Simpsons al momento de profetizar algo.
En una época llena de miedos como la actual, es necesario que aprendamos a diferenciar lo que es mentira de lo que puede ser verdad.
Hay una herramienta muy valiosa para distinguir la basura de lo que realmente puede estar apegado a la verdad.
Se llama “La Navaja de Occam”.
“La Navaja de Occam” se basa en un principio de parsimonia o de economía. Cuando hay dos o más explicaciones de un hecho, la más simple tiene mayores posibilidades de ser la correcta.
La mayoría de los hombres de ciencia se basan en ese principio de parsimonia. Quien no esté familiarizado con tal término, abra el hipervínculo y ahí va a hallar su definición.
“El Gran Rapto”, al igual que las momias de Jaime Maussán, forman parte de un engaño que tal vez no sea con motivos malévolos, pero igualmente causan daño en las mentes más ignorantes.
¿Qué resulta más fácil, pensar que las momias de Nazca son producto de una elaboración humana a base de huesos de diferentes especies, incluyendo de seres humanos, o que razas no humanas hayan podido zurcar el espacio violando las leyes físicas?
Si viajar de aquí a Luna es una tarea titánica, ahora imaginemos que vamos a otro planeta del Sistema Solar, que está mucho más alejado, o a la estrella más cercana, a 4 años luz de distancia. Necesitaríamos naves del tamaño de un planeta con una cantidad de combustible similar al agua que hay en La Tierra para ir de un punto a otro de la Galaxia. Y aún así, está el factor tiempo. Les llevaría siglos o milenios aún a civilizaciones más avanzadas que la nuestra.
Yo, al considerar ambas posibilidades, me quedo con la más sencilla: Las momias de Jaime Maussán son un fraude, al igual que “El Gran Rapto” del 23 de septiembre.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Profieres embustes, con la totalidad de las piezas dentales”. (Mientes, con todos los dientes).