Por Pegaso
Los Rancheritos del Topo Chico fueron una popular agrupación musical que sonaba en las estaciones de radio allá, en las décadas de los setentas y ochentas.
Entre sus más sonados éxitos están: “Chiquilla Cariñosa”, “La cuenta y un gendarme”, “Cuando dos almas” y “Buscando a mi morena”.
El Innombrable no será cantante de música vernácula, pero sí es un rancherito, porque durante los seis años que duró como Gobernador de Tamaulipas, él y su familia pudieron adquirir doce ranchos desparramados por toda la geografía del Estado.
Y que no vaya a salir con que esas propiedades y muchas otras que tiene en el Valle de Texas las adquirió antes de ser gobernador, porque entonces nos daría a pensar que también salió forrado de billetes de la Presidencia Municipal de Reynosa, de la Dirección General de CoReTT o como Senador de la República, cuando le dieron una lanita para favorecer a la empresa brasileña Odebrecht, que se bañó con los contratos de PEMEX.
Ayer lunes dieron una rueda de prensa sus abogángsters, a los que paga con parte de la lana que nos quedó debiendo a los proveedores.
Porque Cuello Trujo y Ensuciados, así como el buffete Ruin Durán, S.C., no cobran unos cuantos pesos, sino que miden sus emolumentos en millones de dólares.
Esos abogados del diablo hicieron una transmisión en vivo para presentar supuestas pruebas de la “conspiración” que fraguaron en su contra desde el Gobierno Federal para hacer llegar a la gubernatura del Estado al doctor Américo Villarreal Anaya.
A seis meses de haber dejado el cargo, el Innombrable aún no deja de dar patadas de ahogado, y tampoco se resigna a dejar el poder en manos de su sucesor.
Prueba de ello es que en los últimos meses de su administración operó para manipular las leyes y garantizar que los titulares de órganos como la Auditoría Superior del Estado, el Congreso estatal y la Fiscalía General de Justicia fueran personas leales a su causa y estén al frente por varios años más.
Éstos no han podido ser removidos de su cargo a consecuencia de las cadenas legales que el Innombrable dejó y por consecuencia, la nueva Administración que encabeza Américo Villarreal no ha podido despegar.
Son como un lastre que impide que el avión levante el vuelo. Como consecuencia, todos los tamaulipecos estamos pagando los platos rotos, es decir, las leyes que rompió el Innombrable.
Los abogángsters presentaron denuncias penales en contra del actual Gobernador de Tamaulipas, del Secretario General de Gobierno y de cuanto personaje se les ocurrió, como complotados para hacer aparecer al Innombrable ante la opinión pública como un monstruo abominable, siendo que es una blanca palomita, una madrecita de la caridad y un rancherito que riega las flores.
Pero creo que la memoria le falla. Si mal no recuerdo yo, de eso mismo fue acusado el Innombrable en años pasados por la entonces alcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz Domínguez, y después por su hijo, el actual Presidente Municipal, Carlos Peña Ortiz, por la jefa edilicia de Nuevo Laredo, Carmen Lilia Cantú Rosas, de Matamoros, Mario López, de Río Bravo, Héctor Villegas “El Calabazo” y de Ciudad Victoria, Eduardo Gattás.
Usaba a las agencias del ministerio público para inventar delitos y después a la Fiscalía General de Justicia para acosar a sus opositores políticos.
Mientras tanto, las leyes las moldeaba a su antojo con un Congreso fiel hasta la médula, cuando estaba al frente de la JUCOPO su mozo de estoques, Gerardo Peña Flores.
Tal vez esperando que las acusaciones que ahora hace en contra de Américo Villarreal le reditúen puntos en las encuestas para Presidente de la República, el Innombrable ya empezó a vomitar parte del dinero que se robó, pagando a los costosísimos leguleyos.
Entre los posibles prospectos a ser el candidato o candidata del PAN o de la alianza PAN-PRI-PRD, están Claudia Ruiz Massieu (PRI), Beatriz Paredes (PRI), Ildefonso Guajardo (PRI), Enrique De la Madrid (PRI), Alejandro “Alito” Moreno (PRI), Omar Fayad (PRI), Miguel Ángel Osorio Chong (PRI), Mauricio Vila (PAN), Lilly Téllez (PAN), Gabriel Quadri (PAN), Maru Campos (PAN), Santiago Creel (PAN), Ricardo Anaya (PAN), Miguel Ángel Mancera (PRD), Silvano Aureoles (PRD) y hasta la cola, el Innombrable.
Posiblemente, con esa campaña y los abogángsters, pueda ganar uno, dos o hasta tres puntos porcentuales, y subir en las encuestas por arriba de Silvano Aureoles, pero dudo mucho que el Innombrable vaya a ser el candidato.
¿Se imaginan al Innombrable de Presidente de la República? Con toda seguridad manipulará las leyes para cambiar el escudo nacional, como en su tiempo lo hizo Fox con el águila mocha, con la diferencia de que ahora sería una vaca sobre un mezquite y devorando una paca de forraje.
Y termino esta sesuda columna con el refrán estilo Pegaso: “De lo contrario, hacia el festejo popular nos desplazamos”. (Si no, pa’l baile vamos).