Por Pegaso
Anuncio a mis dos o tres lectores que en fecha próxima-les enviaré en su momento la invitación personalizada- presentaré en la prestigiada casa de subastas Sotheby’s mi obra maestra de arte contemporáneo: Una popó de vaca.
No creo que me rechacen. Antes que yo ha habido varios artistas que han exhibido piezas alternativas, como un mingitorio y un plátano pegado con cinta de aislar.
Lo que me ha animado a llevar esta muestra de mi talento nato fue la subasta del plátano. El artista conceptual Maurizio Cattelan obtuvo solo 6.2 millones de dólares que pagó sin hacer gestos el milloneta chino Justin Sun, sin duda, un verdadero conocedor de las bellas artes.
Yo pediré un poquito más. Me conformo con diez milloncillos. A cambio de esa suma, emitiré un certificado de autenticidad. Espero que pujen en la subasta el ya citado Justin Sun, Elon Musk, el dueño de Tesla y SpaceX, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Bill Gates y Warren Buffet, de quienes, yo sé, son apasionados mecenas.
También espero buenas referencias en su sección de arte de The New York Times, The Wall Street Journal, The Washington Post, Le Monde, Financial Times y Pegaso.press.
Al igual que sucede con el plátano, mi obra, denominada “Popó de Vaca”, será una crítica mordaz a la especulación del mercado mundial del arte y abrirá nuevamente la polémica sobre lo que es y lo que no es arte.
Porque al mercado le vale madres que sea una cosa bella o fea, agradable o asquerosa.
Por eso mismo recomendaré al comprador que tenga la fortuna de adquirirla que la coloque en la mesa del comedor, como si se tratara de un suntuoso arreglo. Un costoso centro de mesa digno de un rey o un jeque árabe.
Pero ya hablando en serio. ¿No les parece que el mundo está cada vez más loco? ¿Nadie se pregunta acaso si el magnate que compró el plátano pensó por algún momento que esos 6.2 millones de dólares podrían servir para alimentar durante un año a miles de niños famélicos de algún país africano o caribeño donde prevalece la hambruna?
Será que es cierta aquella sentencia bíblica que dice: “Es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que cientos volando…” No. Más vale pájaro en mano que un rico llegue al cielo…” Bueno, la idea es esa, como decía El Chapulín Colorado.
Hace poco tiempo sostenía yo un acalorado debate con una buena amiga que pasó varios años al frente del Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes (IRCA), porque consideraba que unos garabatos eran una obra de arte.
Yo le decía que el concepto de arte está muy ligado con el de belleza, de tal forma que no puede llamarse arte si no es agradable a nuestros sentidos.
Y aquí aprovecho para decirle al autor del plátano que su obra es una porquería.
Si bien ganó 6 millones, 199 mil, 999.75 dólares, invirtiendo solo una peseta de dólar para comprar el plátano y un pedazo de cinta que tenía en su casa, eso nos alienta a muchos otros artistas a exponer nuestros talentos.
Quien quita y sí me paguen los 10 millones que pediré por mi caca de vaca.
Venga el refrán estilo Pegaso: “De que existen, existen”. (De que los hay, los hay).