Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Perrhijos

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Por Pegaso

En los últimos años se ha popularizado la teoría de conspiración que asegura que la agenda del Grupo Bilderberg y los más poderosos del mundo, los que en realidad gobiernan a los 7,500 habitantes del Planeta Tierra, es disminuir de manera drástica la población para que podamos tener una mejor calidad de vida.

Siempre lo he dicho y ahora empiezan a darme la razón, -aunque no soy pitoniso, oraculero, vate, nigromante, brujo o adivino- que Hollywood es el vocero de ese grupo de poderosos.

Así, cuando quieren advertirnos de una pandemia, hacen películas de pandemias, cuando quieren advertirnos sobre los zombies, hacen películas de zombies y cuando quieren advertirnos sobre una invasión alien, hacen películas sobre invasiones extraterrestres. Pandemias, zombies, aliens, todo eso ya lo tenemos como noticia diaria en los periódicos y la televisión.

Recientemente se estrenó el largometraje intitulado “Los Vengadores: Fin del juego” (The Avengers: End Game, por su título en inglés. Película estadounidense del 2019. Director: Anthony y Joe Russo. Protagonistas: Scarlett Johansson, Robert Downey Jr., Chris Evans, Mark Ruffalo, Chris Hemsworth, Jeremy Renner, Don Cheadle, Paul Rudd y Gwyneth Paltrow).

En dicha película, el titán Thanos logra hacerse de las Gemas del Infinito y con un chasquido de dedos pretende acabar con la mitad de la población del Universo, bajo el argumento de que es una acción misericordiosa porque de esa manera los sobrevivientes podrán vivir mejor.

Al final de cuentas, se le voltea el chirrión por el palito porque el vivillo de Ironman lo engaña y le arrebata las gemas para chasquear él los dedos y desaparecer a Thanos y a sus esbirros.

Volviendo a la agenda que supuestamente traen los poderosos, lo que están haciendo para darle una rasuradita a la población mundial es mandarnos una pandemia tras otra, una catástrofe tras otra, una guerra tras otra.

Y mientras tanto, nos meten la idea de que ahora es cool ser de la diversidad sexual, tener matrimonios homoparentales y adoptar mascotas.

Con eso, poco a poco se irá reduciendo la población mundial, porque los homosexuales no pueden reproducirse entre sí y es más fácil tener un perrito que un hijo.

Ahora los llaman perrhijos.

Por eso me movió el tapete lo que en días pasados propuso la Senadora de MORENA, Olga Sánchez Cordero.

Ella presentó la iniciativa para que se haga un registro civil ¡de mascotas!

Sí. De mascotas. Que se abra una oficina especialmente para hacer el registro de nuestros perros y gatos, con nombre, apellido y todos los derechos que tienen el resto de las familias. Que si le da chirrillo, tendremos la obligación de llevarlo al IMSS, que si necesita una casita en el patio, sacarle un crédito en el INFONAVIT, que si el dueño muere, pueda recibir parte de la herencia, que si está en edad de tener novia, nos veamos obligados a buscarle una de buen pedigrí. Toda una locura.

Está bien que queramos mucho a nuestros lomitos, pero hay muchas, muchísimas cosas más para que nosotros, los humanos podamos tener una mejor calidad de vida, antes de pensar en humanizar a otras especies.

ANUNCIO A MIS DOS O TRES LECTORES: A partir de este día se inaugura en esta columna una nueva sección que se llamará “La Falla de Andrés” (no confundir con la Falla de San Andrés, que es una zanjota grandísima que se está abriendo en la península de Baja California).

Con “La Falla de Andrés” expondremos la pifia, error, yerro o cajeteada que haga el Pejidente durante el día previo.

En esta ocasión fue, definitivamente, la regada de tepache que hizo al sugerir que también él es víctima de violencia política con perspectiva de género.

O no sabe realmente de lo que se trata, o se hace güey, porque ese delito se configuró precisamente para proteger a las mujeres de los malvados machos que usan una posición de poder para minimizarlas, atacarlas y victimizarlas.

Por ese motivo los grupos feministas se le fueron a la yugular en las redes sociales, donde lo pusieron como palo de gallinero.

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “El vertebrado acuático por la oquedad bucal perece”.  (El pez por la boca muere).