Por Pegaso
Luego del eclipse total de sol, yo me pregunto: “¿Y dónde están aquellos que decían que iba a haber tres días de oscuridad? ¿Dónde los que afirmaban que el planeta Naburo era el que se iba a interponer entre La Tierra y El Sol? ¿Y los que decían que con el eclipse llegarían ahora sí los marcianos bailando cha-cha-chá? ¡Hasta decían, afirmaban, juraban y perjuraban que tenían información ultrasecreta que la NASA iba a enviar misiles al eclipse con no sé qué propósito!”
En primer lugar, no podría hacerse explotar un eclipse porque no es una cosa a la que se le pueda disparar un misil, sino un fenómeno natural que ocurre cuando La Luna pasa delante del Sol y cubre una parte de La Tierra.
En segundo lugar, creo que los que decían todo ese tipo de disparates ahora deben estar con el rabo entre las piernas sin saber qué decir, porque no se cumplió lo que habían anunciado en las redes sociales y que por la ignorancia de los usuarios llegó a hacerse viral.
Como dice Arjona, el problema no son los que inventan esas estupideces, sino los tontos que se los creen.
Por regla general, es la ignorancia la madre de todos los mitos.
Si hay terraplanistas, si hay quienes creen que los reptilianos ya viven entre nosotros, los que piensan que la tierra es hueca o que la luna es una nave construida por una civilización avanzada para vigilarnos, los que dicen que existen Pie Grande, el Hombre Lobo y los aliens, es por la misma ignorancia.
Debieron poner atención a sus lecciones de primaria, secundaria y preparatoria en lugar de andar echando relajo con los cuates.
Algo que he visto y que creo que ustedes, mis dos o tres lectores, no me dejarán mentir: A mayor desarrollo de la tecnología, más ignorancia.
Es como si el acceso a mayor tecnología nos hiciera más holgazanes y más tontos.
Con el paso de las décadas, nuestras capacidades cognitivas se van a ver tan deterioradas que dependeremos al cien por ciento de las máquinas.
He visto estudios serios acerca de lo que les espera, por ejemplo, a los gamers. Los gamers son sujetos que se pasan las 25 horas del día sentados frente a una pantalla, manipulando un control y una consola mientras intentan llegar al siguiente nivel del juego.
El primer efecto es el hundimiento del cráneo por el uso de diademas de audio, como ya se ven en algunos jugadores empedernidos.
Más adelante, tal vez se note el encorvamiento de la columna, los ojos saltones y las manos desproporcionadas.
En algunos cientos de años, si no nos destruimos antes, ya ni siquiera nos vamos a reconocer.
Por eso es importante la educación.
El eclipse de ayer debe traernos una enseñanza. No se trata de la oscuridad física que pudo provocar el fenómeno, sino del oscurantismo mental.
Quienes difundieron toda clase de mitos relacionados con el eclipse, propiamente están pasando por alto el enorme esfuerzo intelectual de grandes genios, como Copérnico, Galileo, Kepler, Newton, Descartes, Bohr y Einstein.
“¿En qué equipo juegan esos futbolistas?”-podría preguntar algún lector.
Bueno. En ninguno. Son los más grandes genios que ha dado la Humanidad y gracias a ellos tú, el que pregunta, puede gozar de grandes adelantos tecnológicos, como las computadoras, los automóviles, los videojuegos, los satélites y la Internet.
Es irresponsable difundir ignorancia. Estamos entrando en una nueva Edad Media. En una nueva edad del oscurantismo.
No digo más. Los dejo con el refrán estilo Pegaso: “No existe peor invidente que el individuo que se abstiene de utilizar sus órganos de la visión”. (No hay más ciego que el que no quiere ver).