Por Pegaso
¡No más Simpsons!¡No más Nostradamus!¡No más Mohony Videntes!
¡Atrás, payasos de rodeo!
Pegaso, su servilleta, Yogas, el cantinero, se consolida como el principal oraculero, pitoniso, augur, profeta, nigromante, visionario y taumaturgo de la historia.
¿Por qué digo eso?
Pues porque desde hace mucho tiempo he venido citando de manera constante, consistente, prudente y contundente la forma en que los griegos –grandes conocedores de la naturaleza humana- concebían las formas de gobierno: Monarquía, Oligarquía, Democracia y Tiranía.
No es invento mío. En los Diálogos, Platón pone en boca de Sócrates la manera en que las repúblicas son regidas por personas o grupos de poder, de acuerdo con cada circunstancia, y los ordenó en cuatro grandes categorías, cada una, peor que la anterior.
Así pues, Sócrates consideraba a la Monarquía como la mejor forma de gobierno. No obstante, cuando los cortesanos se cansaban del monarca, bajo el argumento de que no era posible que todo el poder recayera en un solo individuo, urdían la manera de derrocarlo, generando lo que se conoce como una Oligarquía, el gobierno de los ricos o poderosos.
Más adelante, cuando el pueblo se daba cuenta que eran más que los oligarcas, armaban una revolución e instauraban una república democrática. Una Democracia.
Pero como en las democracias hay libertades, pronto estas se convierten en libertinaje, entonces, el gobernante empieza a endurecer sus acciones y sus leyes a tal punto de convertirse en una Tiranía o Dictadura, que para el caso es lo mismo.
Todo esto que yo he dicho desde hace tiempo ahora lo retoman prohombres como Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín y algunos periodistas estatales que ya también agarraron la onda, como mi amigo Eleazar Ávila, quienes tal vez abrevaron de mi sabiduría al leer mis sesudas colaboraciones.
Krauze escribió hace algunos días que en México pasamos de una monarquía, con Maximiliano, a una República, con Benito Juárez, pero que ahora, con la Cuarta Transtornación, hemos pasado de ser república a ser nuevamente monarquía, con Claudia Carlota, la reina de México. Aunque después corrigió al señalar que no, que no es monarquía, sino dictadura.
Aguilar Camín también hizo reminiscencia del tema al establecer que ahora, con el obradorato, estamos peor que cuando estaban el PRI y Porfirio Díaz.
Viendo la columna estatal de Eleazar Ávila, también hace mención de las formas platónicas de gobernar una república: “El asunto de este día es que ya lo decía Platón y Polibio: La vida política de los pueblos está definida por etapas de cúspide y de fracaso por el desgaste de una evolución interminable: De la Monarquía a la Tiranía, a la Aristocracia, a la Oligarquía, a la Democracia, a la Oclocracia y empezar otra vez”.
¿Ven? ¡Hasta yo me doy miedo a veces!
Le diré a los grandes productores de Hollywood que tomen en cuenta mis escritos para futuras producciones cinematográficas.
También les haré algunas sugerencias a los guionistas de Los Simpson, Al Jean y Stephanie Gillis para que tomen nota y aprendan de este humilde escribidor, que siempre ha dicho que no es pitoniso ni oraculero, pero que siempre le atina a los hechos por venir.
Y ahora viene el refrán estilo Pegaso: “Desmadejadito y colaborando”. (Flojito y cooperando).