Por Pegaso
El Pejidente ALMO dio su discurso ante los dignatarios que integran el Consejo Permanente de la Organización de las Naciones Unidas, con el tema central de la corrupción, con la propuesta de un Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar para acabar con ese flagelo.
O sea, en otras palabras, lo que propuso fue abrazos, no balazos para narcos, terroristas, criminales de guerra, dictadores y genocidas.
Más pronto que inmediatamente, sus detractores fifís empezaron a hilvanar todo tipo de descalificativos, como que es candil de la calle y oscuridad de la casa, y otros por el estilo.
La verdad, la verdad, México sigue igual que endenantes.
La delincuencia organizada está presente en todos los rincones del país, los robos al erario público siguen a la orden del día, las masacres de migrantes, los asesinatos a periodistas, el alza en los precios de los productos básicos. Cambiamos para seguir igual.
Creo, a menos que alguien me desmienta, que el Gobierno de la 4T, con esto de apapachar a la delincuencia, quiere seguir el modelo gringo que le ha funcionado tan bien durante los últimos ochenta o noventa años.
Allá la mafia es un segundo gobierno. Oculto, pero gobierno. No hay nada que se mueva sin que lo maneje o esté de por medio la mafia. Desde los cruces ilegales en los puentes internacionales, el guachacol, el tráfico portuario, los ferrocarriles, los casinos…, casi todo está controlado por la delincuencia organizada.
Gringolandia aprendió a la mala que el gobierno debe trabajar de la mano con ellos. Recordar que en las décadas de los 20 y 30, durante la prohibición del alcohol, su territorio se llenó de cadáveres.
Por doquier resonaban las metralletas Thompson y los gángsters de Al Capone, Frank Costelo, Carlo Gambino y Lucky Luciano eran los reyes de las calles, hasta que el Gobierno decidió ponerles un alto y les envió a Los Intocables, un grupo de élite que se supone eran incorruptibles, para acabar con toda el hampa.
Pero eso fue un engaño colosal. En los años siguientes, la mafia se reagrupó y se diversificó, hasta llegar a ser el gobierno oculto que es actualmente.
La diferencia es que allá funciona como empresas o sindicatos y sus líderes son hombres respetables, los miembros de sus organizaciones no andan matando o secuestrando a la gente y todos en santa paz, moviendo la economía más fuerte del mundo.
En China están igual, con La Tríada, en Japón Los Yakuza, en Rusia la Mafia Rusa y en Italia, la Cosa Nostra.
Donde quiera hay mafias, pero hay que saber trabajar con ellas.
Mientras ALMO proponía el Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar, aquí los grandes capos de la delincuencia organizada nada más se carcajiaban.
En Mexicalpan de las Tunas, a diferencia de otros países, no hay una cultura de respeto de la delincuencia organizada hacia los ciudadanos, que son, a final de cuentas, los que sustentan al gobierno oficial, y al gobierno no oficial.
Se tenía que decir y se dijo.
Va el refrán estilo Pegaso, cortesía de Eugenio Derbez: “¡Inquiéreme, macho añejo de Bos taurus!¡Inquiéreme!” (¡Pregúntame, caón!¡Pregúntame!)