Por Pegaso
Se dice que Nerón, el emperador romano que gobernó del año 37 al 68 Después de Cristo, fue un tirano extravagante que mandó quemar Roma mientras ejecutaba una canción en su lira.
Otro gobernador extravagante, pero este de Tamaulipas, enloquecido por la cercanía del término de su reinado de corrupción, pretende incendiar el Estado mediante actos violentos.
Ayer, 8 de junio, estaba previsto que la Suprema Corte dictaminara de una vez por todas cuál será el destino de Francisco García Cabeza de Vaca.
Se dijo que gracias a que se le hizo llegar una fuerte cantidad de dinero al Ministro José Luis Alcántara Carrancá, el dictamen venía favorable al gobernante, sin embargo, por segunda ocasión fue diferido.
Pero mientras tanto, ya empiezan a arder algunos puntos neurálgicos de la geografía tamaulipeca.
En la página Tamaulipas Código Rojo Oficial, se da a conocer un enfrentamiento violento en el kilómetro 25 de la carretera San Carlos a La Soledad, donde se reportaron varias personas heridas.
Se habla de la intervención de conocidos líderes de la delincuencia organizada.
Así pues, esa sería la triste despedida de un político que inició con grandes expectativas, liderando unos vientos de cambio que barrieron al viejo PRI, pero que dejaron limpio el piso para que floreciera un nuevo tipo de corrupción institucionalizada.
El Nerón tamaulipeco, como ya se le empieza a conocer, amenaza con incendiar todo el Estado, luego de perder la elección de gobernador.
Convertido en generalísimo de la campaña, hizo a un lado al candidato y embistió por igual a alcaldes, diputados, candidatos, familiares y aliados de sus oponentes políticos.
Nunca en la historia de Tamaulipas se había visto tal despliegue de fuerza policiaca en período electoral, como el que vimos en esta ocasión.
Pero hablemos en términos taurinos.
Cabeza de Vaca embistió y se llevó entre las patas a los bizarros rejoneadores guindas.
Pero estos le hicieron una faena completa, con verónicas, chicuelinas y pases de pecho. Finalmente le dieron la estocada en pleno morrillo, a pesar de la fiereza demostrada, cortando orejas y rabo.
La Suprema decidió seguir dando largas a las controversias constitucionales que están pendientes, pero es solo prolongar la agonía.
Ya sea ahora, o al finalizar su mandato, Cabeza de Vaca tendrá que enfrentar a la justicia como todo ciudadano común y corriente.
La pregunta es, ¿le alcalzará todo el dinero que se robó para pagar los caros servicios de los abogados y seguir embarrando de lana a los magistrados?
Eso lo veremos más temprano que tarde.
Por lo pronto, si alguien ve a Cabeza de Vaca, hágame el favor de decirle lo siguiente: “¡De que se va, se va!¡De que se va, se va!”
Y aquí tenemos el gustado refrán al estilo Pegaso: “Material pulverizado de tales mezclas de tierra acuosas”. (Polvo de Aquellos lodos).