Por Pegaso
¡Noooo! ¡No es posible! ¿Un hombre que se casó con una muñeca de trapo?
A lo largo de mi carrera de más de 40 años como periodista he escuchado estupideces, pero esta se lleva mención de honor.
No lo podía creer cuando leí en una nota procedente de Colombia que un sujeto llamado Cristian Montenegro, de 27 años, se casó con una muñeca a la que llamó Karen. Pero lo más bizarro no es eso, sino que dice, asegura y hasta sube videos en su cuenta de Facebook que su “esposa” ha tenido tres hijos.
¡Sí! Como lo oyen mis dos o tres lectores: Se ve en los videos a la feliz “mamá”, acostada supinamente en una cama, en labor de parto, mientras otro muñeco de trapo que hace las veces de partero, extrae al “bebé” de debajo de las sábanas y hasta hacen como que le cortan el cordón umbilical.
¿Pero saben qué es lo más increíble de todo (y esto me deja sumamente perplejo, anonadado y apendejado)? ¡Que hay mucha gente que le sigue la corriente y hasta le expresa sus más sinceros deseos a la “pareja” para que sean felices por siempre.
Al indagar un poco más sobre esta extraña historia, se sabe por versiones de amigos y familiares cercanos que en realidad Cristian sí tuvo una novia llamada Karen, pero esta lo dejó porque empezó a tener comportamientos extraños. Una vez le pidió que tuvieran un bebé, pero al negarse, le dijo que simulara que iba a dar a luz a un muñeco.
No se sabe si por ese motivo o porque ya desde antes tenía un tornillo flojo, lo cierto es que Cristian de veras se creyó lo de su novia de felpa, la boda y hasta los niños.
Un tik toker, igual de loco que él, ha subido en sus redes sociales algunas escenas de “Karen” asegurando que la ha visto pestañear.
Un consejo para todos mis amigos y para mis dos o tres lectores: Ya no vean tantas narconovelas, porque van a quedar igual de chisqueados que Cristian.
Dejen de oir reggetón, dejen de perrear, ya no le hagan tanto al chupe.
Mejor váyanse al gimnasio del buen amigo Jaime Arredondo, donde podrán cultivar el cuerpo y la mente, y con el tiempo, ¿por qué no? quedar tan mameyes como él.
La fábula, porque yo no me creo que situación tan rocambolesca sea verdadera, es la muestra más palpable y fehaciente de lo que ya tantas veces he dicho: Que vamos como el cangrejo, para atrás. Estamos involucionando como especie. Hasta aquí llegó el Homo sapiens para convertirse en Homo estúpidus.
No basta con que haya un solo loco. Las redes sociales nos han hecho compartir tantas sandeces que muchas veces no sabemos si se trata de la realidad o se trata de una pantomima.
El siguiente mensaje es para Cristian: “Cristian: Si estás chiflado, como se presume, busca atención médica inmediata. Tal vez te receten antipsicóticos, te lleven a un hospital psiquiátrico y te pongan una camisa de fuerza. Pero si eres un tipo relativamente normal, que solo quiere notoriedad o ganar “likes” en tus redes sociales, la forma en que lo estás haciendo más que ser una historia romántica parece una historia de terror, digna de Hitchcock o Allan Poe. Abstente, bellaco, de seguir con tu sandez, que hay cosas mucho más importantes en que la gente debe preocuparse, como el cambio climático, el avance de la violencia, los desplazamientos migratorios, el encarecimiento de la vida y los malos gobernantes.
No me queda más que meditar profundamente con respecto a la condición del alma humana. Aún no entra en mi cerebro cómo es posible que alguien se case con una muñeca y tenga hijos de trapo. Ese caso está ciertamente en el mismo nivel que aquel sujeto que se cree perro dálmata y busca que se le reconozcan sus derechos como individuo “transespecie”, o como la fijación de los japoneses con las muñecas sexuales, donde incluso hay empresas que las rentan, lavada y desinfectada de sus orificios de por medio o incluso, como aquel ruso pelón que sí llegó a casarse con su muñeca de plástico con todas las de la ley (foto).
Nos quedamos pues, con el refrán estilo Pegaso: “El orbe está demente, demente”. (El mundo está loco, loco).